La casa que ahora comparto ❣️
Un día hace seis años, se me abrió una puerta que luego no sabía que iba a necesitar cruzar.
Es decir. Antes de saber que iba a necesitarla como el aire que necesitamos todos, la puerta se abrió. Luego, pasados unos meses, me di cuenta de que esa puerta se había abierto antes de saber que iba a necesitar cruzarla, para que cuando necesitara cruzarla, ya un pie estuviera del otro lado.
La puerta que se abrió para mí un día hace seis años, fue la puerta del trabajo interior, del desarrollo personal, del mirar hacia adentro. Se abrió cuando todavía no la necesitaba -tanto-, y luego, rápidamente, cuando la necesité, seguí recorriéndola.
Y la sigo recorriendo hasta hoy.
Fue un recorrido que inicié para mí. Primero por sincronicidad (que la puerta se abriera) y luego por necesidad y decisión.
Necesitaba algo diferente, algo que me ayudara, algo que me apoyara en medio de esa oscuridad tan profunda que sentía adentro. Necesitaba una luz, una guía, algo de entendimiento.
En ese momento, no sabía qué era lo que necesitaba, y no sabía qué era lo que iba a encontrar. Yo solo seguí caminando. Seguí aprendiendo, estudiando, apuntándome a todo lo que se me atravesara, porque esa puerta me abrió los ojos -y la mente- a un Universo que desconocía, que no existía, que se sentía tan lejos. Y que sin embargo, cuando empecé a aprender sobre él, se sentía como una casa. Como mi casa. Como un hogar.
Y nunca pensé que este camino que se ha convertido en mi casa, por necesidad y por decisión, en algún momento abriría sus puertas para que otras personas entraran, para que se sentaran en la sala, para tomarnos un café, y ver cómo ellas podrían, poco a poco, así como yo, ir encontrando la suya.
Pero las puertas se abrieron, hace un par de años ya, al convertirse esta casa en mi trabajo. Un trabajo que tengo la fortuna de nutrir todos los días. Con Escribir para sanar, con el Club, con Lo que nos habita, y ahora con la Travesía.
Una Travesía que recoge lo vivido en estos seis años, y que por eso es tan gigante. Porque en este espacio no hay reservas. Porque este espacio está diseñado para ser la puerta que necesitas cruzar o para ser el camino que necesitas seguir recorriendo, si ya has encontrado una puerta, para mostrarte un Universo tal vez desconocido para ti, que te aseguro que cambiará tu visión sobre la vida y sobre lo que te habita.
Me parece increíble que lo que inició hace seis años como una búsqueda, una necesidad, algo para mí, hoy tenga forma, hoy dure 10 semanas -y seguro se ampliará y se ampliará, más adelante- y hoy pueda recorrerlo de la mano de otras personas. De la mano de ustedes.
Si te conectas con algo de lo que escribo acá, si has resonado con los Fragmentos de tiempo o con mi Podcast, si has estado en mis cursos y te has conectado con lo que comparto o si no has estado pero sientes un llamado, una necesidad, si estás en un proceso de búsqueda, no dejes pasar este espacio creado -con todo el miedo como siempre jeje- pero con toda la certeza de que está lleno de luz, porque ha sido gestado desde ese mismo lugar.
¡Nos quedan los dos últimos días de descuento!
Tienes diferentes opciones de pago dependiendo del lugar en el que te encuentras y puedes pagar por cuotas :)
Si tienes dudas, acá estoy para responderlas.
PD. Y si quieres un abrebocas de lo que veremos en la Travesía, te invito a escuchar el último episodio del Podcast: El vacío existencial y la valentía para recorrerlo. Incluso, te invito a escucharlo aunque no tengas interés en la Travesía, ha sido muy revelador para muchas personas.
¿Nos vemos del otro lado?