Navegar las olas 🌊
Para este Fragmento quiero proponerles un ejercicio: escribir, en este instante, antes de empezar a leer (o por lo menos traerlo a sus mentes si no quieren escribirlo), un miedo, o miedos, que estén presentes hoy en sus vidas, para que, mientras leen los míos, puedan darle la vuelta a los suyos.
Este fin de semana festivo viajé a Barranquilla con un grupo de amigos a hacer Kitesurf. Básicamente, puedo decir que viví tres vidas en cuatro días.
Vida 1: Me sumergí en el miedo
Vida 2: Lo miré a los ojos
Vida 3: Me encontré con lo que había del otro lado
El viaje comenzó antes de empezar, al tomar la decisión de ir. Ese es un primer momento de miedo y de duda, porque yo sé qué es lo que viene (el miedo cuando ya estoy al borde de nuestro encuentro), pero desde ese momento, aparecieron mis ángeles, de los que hablaré también más abajito.
Se los compartí en una historia hace unas semanas.
Comprando los tiquetes, pedí una señal, nada que aparecía nada, pero caminé hacia adelante. Los compré, y al momento de pagar, la confirmación en el número de comprobante de pago: 111. Estamos aquí.
Luego empieza el viaje afuera, después de haber iniciado el viaje adentro. Y aquí voy a compartirles partecitas de mi libreta, a lo largo de estos días que pasaron, e intercalaré cositas que les quiero decir.
Viernes 18 de marzo
Estoy aquí y tengo miedo. Anoche fue una noche terrible. No paraba de pensar. No pude dormir. La luna me tiene sin sueño. La noche lo magnifica todo. El miedo. Sacar la cometa. Las olas.
Anotación 1: Lo que viene son los pensamientos de aterrizaje.
¿Qué es un pensamiento de aterrizaje?
Son pensamientos que nos traen de vuelta a la realidad. Como la palabra lo indica: aterrizamos de nuevo en tierra, nos bajamos de la nube, del vuelo, del avión en turbulencia, y pisamos tierra firme. Y esa tierra firme (este es el regalo) es una tierra que yo elijo: dónde quiero aterrizar, cómo se ve esa tierra, qué clima tiene.
Aquí unos ejemplos de mi libreta de cómo se ven esos pensamientos de aterrizaje para mí. Recuerden volver a sus miedos, y considerar cómo se verían esos pensamientos de aterrizaje para ustedes.
Sábado 19 de marzo
Baby, es normal que tengas miedo. No peleas con el miedo. Lo permites. Estás haciendo este hijueputa deporte en una cometa en el puto mar. Y nunca lo has hecho aquí. Estás trayendo consciencia sobre tu miedo. Y lo estás permitiendo. Es normal.
Hay una curva de aprendizaje fue lo que me dijo Frank el canadiense ayer. Y así es. Así es como aprendemos. Permitamos que la vida suceda. Ahora, no peleamos con el miedo, pero qué vamos a hacer con él…
No estás sola. No lo vas a tener que hacer todo sola. Hay ayuda. Hay personas que te van a ayudar. Pide la ayuda. Hay una curva de aprendizaje. Estás aprendiendo.
Todos estos miedos están en tu mente. Pero no son reales. Cuántas veces te anticipas tanto. Y todo siempre sale bien.
Estamos esperando a nuestro ángel. Él está aquí. Va a haber muchos ángeles ahí. Vamos a estar bien. Estamos siendo guiadas. Somos protegidas. Somos sostenidas. Disfrutemos. Este paseo es una chimba. Allá te ayudan. Enjoy baby. Disfruta.
Las cosas buenas suceden, el amor es real, vamos a estar bien.
Estamos bien, las cosas buenas están sucediendo, el amor es real.
Domingo 20 de marzo
Uffff. Anoche sí dormí bien. Derechito. Qué rico estar aquí. Qué rico ir a kitear. Hoy ya estoy anhelándolo.
Aunque ya no esté la ansiedad de ayer, está el miedo todavía. Porque hoy es toda una experiencia de nuevo. Hoy nos sumergimos de nuevo en las olas. Pero va a ser una chimba. Hoy voy a estar más preparada, con un poquito más de confianza y tranquilidad. Dios estuvo aquí. Dios está aquí. “Por favor Dios, está aquí conmigo”. Pero no lo tengo que pedir. Él siempre está.
Anotación 2:
Vean que este hilo de pensamientos no es un hilo en línea recta. Se mueve. Fluctúa. Hay miedo, luego aterrizaje, luego emoción, luego otro poquito de miedo, ahora un poco más aterrizado, porque ya vivimos la experiencia, salimos de la mente y vimos que el miedo nos mentía, porque recuerden que, el miedo siempre está en la mente.
Lunes 21 de marzo
No he escrito sobre ayer. Ayer volví a las olas. Ayer navegué las olas. Se me cayó la gorra. Primer aprendizaje: no correr, tomarme mi tiempo, lo acorde a mí, siempre. En ese momento, al salir, me sentí afanada. No te afanes.
Pero lo mágico fue: I fucking found it (la encontré).
Salí de navegar, empecé a rodear la playa caminando, y en un punto, muy allá, ahí estaba. No lo podía creer. Y sin embargo, sí podía.
“Mujer de mucha fe”, me dijo alguien a quien me encontré en la playa. Pero la cosa es. Con o sin fe, buscamos. Y la cosa es que, con o sin fe, podemos encontrar. La diferencia es que con fe, the ride is more enjoyable (el viaje se disfruta más).
Yo lo sentí como mi regalo del cielo: toma esto. Este es tu regalo por ser valiente. Esta es la manifestación física de que la magia ocurre. Estamos aquí. Te vemos. Y estamos orgullosos.
Se me cayó la tabla una vez y Pablo me la pasó, me ayudó a recuperarla. Ángeles.
Pensé que me habían robado el antisolar y la plata que tenía en el morral, pero Andrés me dijo que los había dejado afuera, que él los tenía. Ángeles.
Pablo ayudándome a sacar la cometa. Ángeles. Al otro día Daniel. Ángeles.
Luisa. Luna magnética roja. Niña valiente. Mujer valiente. Blue sunfire (mis escritoras de La vida que escribimos, entenderán esto). Tú. Tú eres quien crea todo esto. Tú eres quien está haciendo que ocurra. Tú eres quien está desbloqueando todas las potencialidades. Tú estás creando un universo. Estás aquí.
Luisa: gracias.
La vida: estoy aquí para navegar contigo.
Dios: gracias por estar aquí.
Hombre de ojos amables: estamos cerca.
Cierro la libreta.
Y les escribo desde aquí, desde este 22 de marzo de 2022.
No peleamos con el miedo.
Lo permitimos.
Lo iluminamos con nuestra consciencia sobre él.
Hay curvas de aprendizaje.
Es normal que nos cueste al principio.
Pero así es como aprendemos.
Las olas,
no las evitamos.
Las navegamos.
Y cuando aparezca la magia, la miramos, le damos el nombre que es, la recibimos, vemos nuestro nombre escrito en sus ojos, vemos nuestros ojos en sus ojos, entendemos que se trata de un regalo del cielo, y podemos elegir,
recibirla.
Por último, cuando hay olas (¿cuáles son las tuyas?) construimos historias, como esta que les cuento aquí, como todo lo que les he estado compartiendo.
La vida ocurre para nosotras.
¿Navegamos?