Revoloteos ⚡
Hoy he querido escribir desde que me desperté.
Siento este rush, esta urge, este revoloteo de ideas en mi mente como libélulas que inundan los lagos ya inundados en todos los rincones del planeta en temporada de lluvia.
Hoy he querido desconectarme y lo estuve toda la mañana pero después sentía:
quiero compartir quiero compartir quiero compartir quiero conectar.
Claro.
Estoy en mi fase preovulatoria –cerca a la ovolutaria–.
Ahí es cuando quiero estar afuera, cuando la energía está a tope (mi propio tope), cuando todo en mi cuerpo me impulsa a exteriorizar:
hablar, subir historias, grabar más en vivos, verme con gente, moverme, tocarme, hacer algo con la energía que recorre mis brazos y que implora: que el sol nos queme.
Hoy o mañana seguro ya voy a empezar a percibir señales de fertilidad que mi mismo cuerpo me entrega.
¿De cuánta magia nos habla eso?
Saber cuándo estamos fértiles a través de nuestro cuerpo que habla.
Ufff.
Anoche con mi familia surgió el tema de un dispositivo de planificación que tiene el “pro” de “solo” inundar el útero de hormonas y no el resto del cuerpo, y que impide que haya sangrado.
A mi mamá le encantó, “qué dicha”, y me dijo “Mima te lo deberías poner.”
Pues cómo, le respondí yo. Si yo amo el ciclo.
Fue una respuesta muy corta para todo lo que podría decir.
Pero lo que pensé fue que cada que me encuentro en medio de esas conversaciones, cada que escucho hoy como adulta lo que crecí escuchando siendo niña y adolescente y adulta otra vez, la claridad se vuelve más clara:
Con razón,
si todo eso fue lo que aprendí.
Y qué fortuna,
este camino de des-aprendizaje,
en el que hoy finalmente estoy aprendiendo lo que hoy yo elijo aprender,
y limpiando lo que nunca quise que fuera mío, pero que hice propio, sin saberlo.
Pero de esto no es de lo que iba a escribir.
Es más, son tantos los revoloteos de ideas en mi mente, que no tengo ni idea de qué iba a escribir.
Lo que sí sé es que esto no era.
Pero como escribimos sobre lo que surge, sobre lo que sale, sobre lo que existe, sobre lo que está, lo permito.
Paran de moverse unas alas. Se aquieta el revoloteo. Recuerdo cuál es uno de los temas sobre los que quería escribir:
Esta mañana estuve mucho tiempo acostada en mi cama, sin estar dormida pero sin quererme levantar.
A mí me encanta dormir –y lo necesito mucho–. Me fascina.
Y al mismo tiempo me encuentro con el dilema de querer madrugar, de sentir el silencio, de contar con horas extra en el día que solo existen cuando la mañana se alarga.
En un punto pensé en poner una alarma para generar una disrupción que me llevara a pararme y alargar mi mañana, pero ahí, con los ojos cerrados, decidí:
Mi semana ya tiene suficientes alarmas.
Hoy puedo permitirme un día más corto.
Hoy puedo permitirme simplemente estar aquí.
Y eso fue lo que hice: estar ahí.
Sin dormirme –del todo– pero sin levantarme.
Agradeciendo por esa sensación en mi cuerpo de absoluta dicha, de absoluto placer al estar ahí, acostada, calientica, cómoda, con una respiración tranquila, sin la presión de hacer algo que no quería hacer, asumiendo un día más corto, pero una mañana más mía.
Y después, a lo largo del día, tras permitirme una desconexión que necesitaba, empecé a sentir las ganas de volver a conectar.
“Pero los fines de semana son para desconectarte” aparece una voz.
“Pero los fines de semana no se trabaja” dice otra voz.
Y yo, con mi voz, en mi mente inicialmente respondo:
Sí, los fines de semana son para desconectarnos.
Sí, los fines de semana no se trabaja.
Pero después de un rato, paro, y me pregunto:
“¿Dice quién?”
Dice quién qué hacer con mi tiempo, si mi cuerpo me habla de otra cosa, si es lo que quiero hacer, si no me hace daño, si es elegido, consciente, voluntario, mío.
No hay ningún deber ser que nos hable de amor.
El amor siempre nos lleva a preguntarnos, y a cuestionar, y a elegir desde un lugar que podamos llamar: nuestro.
Mi lugar, ese al que llamo mío hoy,
me pide conectar
me pide subir historias porque los escritos me desbordan
me pide estar aquí escribiendo este Fragmento que escribo los miércoles pero hoy es sábado y aun así,
lo escribo.
Porque el amor es lo que yo elijo
no lo que me dijeron que debía elegir
ni siquiera
en nombre del amor.
El amor solo tiene un nombre,
y es el que nosotras elegimos darle.
Let’s free ourselves.
¿Nos liberamos?
PD. Metamorfosis, que llega pronto, que quería lanzar oficialmente mañana para que fuera 22/22, pero por amor a mí, elegí no trabajar en ella este finde.
Aun así, tic toc ⏳🧚🏼❤️🔥