Lista salvadora de vidas 🌞
Le doy tiempo a las palabras de que lleguen.
Me siento aquí, en este lugar favorito para mí que es la hoja en blanco, y simplemente espero.
O bueno, no simplemente espero: leo.
Leo otras palabras que he escrito en otros Fragmentos, para ver si algo hace click y descubro de qué quiero escribir en este.
Fragmento número 21.
1 de junio de 2022
9:11 a.m. al mirar la hora.
Escucho una canción en repeat que me toca cada fibra (Now we are free de 2Cellos).
Dios.
Me acuerdo.
Me acuerdo del tema de este Fragmento que he querido escribir HACE TANTO TIEMPO.
Lista salvadora de vidas.
Ese es.
Así que, esa lista es lo que les voy a compartir aquí.
Salvedad: aplicar literalmente según su criterio. Adaptarla a su propia realidad según su criterio. No tomárselo tan en serio según su criterio. Tomárselo muy en serio según su criterio.
Esta lista se empezó a escribir hace mucho.
En mis notas del celular tengo una nota que se llama así: lista salvavidas, y estos son los ítems que están en esa lista:
Tener un perro
Echar mirella (escarcha) en el morral
Llevarse una taza caliente al centro del pecho
Hacerse la seda dental
Salir de la casa
La cama es una magnificadora de pensamientos. NO TE QUEDES EN ELLA
Aquí voy a detenerme –brevemente– en cada uno, y a sumarle más ítems a la lista.
1. Tener un perro
O un gato. Un ser que se mueva, que sienta, que respire, que tenga un corazón más grande que el nuestro, y que nos lleve a nosotros, a movernos.
Tener un perro nos obliga a salir de nuestra casa aunque sea por unos cuantos minutos.
Nos obliga a jugar aunque sea por unos cuantos minutos (aplica para el gato también).
Nos conecta con la risa inevitablemente, reiteradamente (aplica para el gato también).
Nos conecta con esa palabra tan difícil de vivir desde nuestra humanidad: incondicionalidad.
Nos saca de nosotros: hay otra vida que importa. Hay otra vida que me necesita. Hay otra vida que me ama. Hay otra vida que se vive la vida desde un lugar completamente distinto al mío.
2. Echar mirella (escarcha) en el morral/bolso/mochila
Creo que los paisas somos los únicos que usamos la palabra mirella.
Mirella es escarcha. Esas cositas diminutas que brillan que venden en las papelerías para hacer manualidades brillantes.
Alguna vez, no sé por qué, metí un tarrito de mirella en mi morral, y por accidente se abrió y se regó todo.
A partir de ahí, cada que metía la mano en el morral para sacar algo, al sacarla mi mano estaba llena de mirella. Brillante.
No fue un inconveniente.
Fue un regalo.
No saben la felicidad que eso me producía.
La magia con la que esas cositas diminutas brillantes me conectaban.
La sonrisa aparecía siempre.
Ensáyenlo.
3. Llevarse una taza caliente al centro del pecho
Si hay una definición de amor hecha sensación física, es esta.
Sentir ese calor, ese abrigo, ese abrazo, de una taza caliente tocando nuestro corazón.
Abrácense, así, con el calor de lo que tienen cerca.
Sientan el corazón expandirse con el calor que lo toca, como diciéndole:
Yo estoy contigo. Y todo va a estar bien.
4. Hacerse la seda dental
El equivalente a tender la cama al despertarnos.
Hacernos la seda dental, más allá del tema de higiene bucal, es una acción, tempranito en el día, que nos hace sentir en control de nosotros.
Sí, todo lo demás puede ser un caos, pero me hice la seda.
Una sola acción. Check.
5. Salir de la casa
Por el amor de Dios, no aislarnos.
En mis crisis más profundas, yo he sido experta en aislarme, y por eso sé lo contraproducente que es.
Y con crisis o sin crisis, salir de la casa lo es todo.
No en modo huida.
Sino en modo conexión.
Yo casi todo el tiempo estoy sola (mi trabajo todo el tiempo es conmigo, a excepción de cuando estoy enseñando), pero siempre acompañada.
Por el ruido de las personas a mi alrededor.
Por las vidas de las personas a mi alrededor.
Por el movimiento de la vida a mi alrededor.
Siempre, trabajo sola, pero acompañada por mi entorno.
Trabajo siempre en un café lleno de gente.
(Ojo, no caer en la trampa de salir de la casa, pero ir a lugares vacíos. Buscamos lugares LLENOS, bullosos, que se muevan).
Salgo de mi casa.
Siento la vida viviéndose por fuera de la vida que yo vivo.
Me conecto con esa humanidad que compartimos.
6. La cama es una magnificadora de pensamientos. NO TE QUEDES EN ELLA
Jamás.
Y sé que cuando los pensamientos no dan tregua, cuando la energía es poca, cuando la vida se siente pesada, eso es lo que más queremos hacer.
Nos paramos.
Nos paramos porque la vida desde la cama no es cierta.
Porque la mente se enchufa a realidades a través de la almohada que no existen.
Nos paramos para salir de nuestra casa y vivir la vida que existe.
La que es real.
La que es cierta, y nuestra, y posible.
7. Escuchar música
Obvia, cliché, cierta.
La música nos salva la vida.
Pero ojo al tipo de música.
No la música que nos conecta con lo que hoy hace la vida difícil (recuerdos, letras).
La música que nos conecta con algo distinto.
Que nos permite sentir a dios.
Que nos incendia la piel.
Que nos recuerda que la belleza existe.
8. Naked sunbathing (recibir el sol empelota)
En el balcón.
En el jardín.
Sobre el escritorio que es el único rincón de la casa al que llega.
Donde sea.
Si es muy difícil empelota, se vale con ropa.
Pero recibirlo.
9. Inspirarnos
A mí me inspira a niveles exorbitantes la Spoken-Word Poetry (poesía interpretada), y ver videos en youtube de esta, me salva la vida.
A mí me sacude todo por dentro los apartes subrayados de los libros que he amado tanto.
Los releo.
A todos nos inspiran cosas distintas.
¿Qué te inspira a ti?
Y no te quedes buscando la inspiración.
ENCUÉNTRALA.
10. No hace falta decirlo: movernos
Tal vez la más obvia.
Tal vez la que más puede costarnos.
Nos movemos como tributo a la vida que nos permite mover.
Nos movemos porque las endorfinas están garantizadas.
Nos movemos porque si no nos movemos nosotros, ¿quién se va a mover por mí?
Nadie.
11. Escribir
12. Rodearte de personas que te recuerden que no estás sola
13. Celebrar (lo chiquito, y lo grande)
14. Compasión
Si no lo logramos.
Si no queremos jugar con el perro.
Si no logramos pararnos de la cama.
Si nos aislamos otra vez.
Si no he sido capaz de moverme.
Si no me he llevado a encontrar la inspiración.
Si no he vuelto a buscar al sol.
Si no escribo.
Si no celebro.
Si ya sé qué puede salvarme la vida, y se me olvida.
Compasión, porque la compasión es lo que nos hará libres.
De los látigos que hemos elegido seguir usando.
De la creencia de que un castigo es necesario.
De volver más difícil, lo que ya es difícil en sí mismo.
¿Lo ensayamos?
PD. Pensando en el punto No. 12 Rodearte de personas que te recuerden que no estás sola, mis talleres y programas, en este momento con puertas abiertas: Metamorfosis ❤️🔥🧚🏼
Un contenedor para transformar nuestras vidas, en compañía.
Nos vemos el 22/06/22 🧚🏼