Todo puede ser, primero somos ❄
Recibo unas clases en las que estoy aprendiendo sobre nuestro sistema nervioso.
En esas clases tengo permiso para llorar.
Suena loco.
No es un permiso literal (lo es), pero mi cuerpo reconoce ese permiso.
Siempre lloro en esas clases.
Tengo permiso.
Y otra vez: no es un permiso literal, pero lo es.
Y lo que quiero decir con esto, es que mi profesora es una encarnación literal de lo que es estar en nuestro cuerpo.
Vivir en nuestro cuerpo.
Vivir con nuestro cuerpo.
Vivir escuchando a nuestro cuerpo.
Es decir.
Que sea nuestro cuerpo la que lidere, la que decida, la que va primero, y no al revés, y no al final, y no de última, como ha sido el caso con esta casa que habitamos.
Y como mi profesora vive desde ese lugar (en su cuerpo), como ella enseña desde ese lugar, como esa es ella y al ser ella nos da permiso para ser nosotras,
yo lloro.
Porque llorar, significa volver a mi cuerpo.
Lloro porque sigo doliendo.
I have this huge grief inside my body.
Tengo este duelo inmenso dentro de mi cuerpo.
Es una frase que aparece recurrentemente en mi mente.
Yo lo sé, y yo lo siento, y cuando lo siento, simplemente me permito llorar.
Y esas clases son una conexión inmediata con ese permiso.
Y traigo esto en este Fragmento para compartirles dos cosas.
Primero.
Ser lo que queremos enseñar, algo de lo que he estado escribiendo últimamente en mi cuenta.
Ser una encarnación de eso que queremos compartir en el mundo, como mi profesora, para que afuera exista ese SÍ que dice:
Quiero aprender de ti.
Vamos nosotras primero, siempre.
Y aplica para todo.
¿Quiero enseñar sobre emprendimiento?
Recorro primero el camino yo.
¿Quiero enseñar sobre bienestar?
Primero lo integro en mi vida yo.
¿Quiero enseñar sobre energía femenina?
Primero me convierto en una encarnación de ella yo.
¿Quiero que mis potenciales clientes confíen en ellas, den pasos que las asustan, inviertan en ellas?
Primero voy yo.
Y si no hemos dado esos pasos nosotras primero (distintos para todas), empezamos a darlos (hoy).
Y si no somos esa encarnación todavía (de lo que sea que aplique para cada una), nos encargamos de irlo siendo, y de compartir lo que estamos aprendiendo en el camino.
Porque ojo (y ya sé cuales de ustedes se van a ir por este lugar):
No significa que hasta que no “domine” un tema, tenga todo “resuelto” con x tema, tenga “perfeccionado” tal tema, no pueda empezar a enseñarlo.
Siempre podemos.
Nunca existirá la perfección.
Siempre estaremos aprendiendo, más, y mejor, y más profundo.
Y casi siempre, enseñamos lo que necesitamos aprender.
Pero, otra vez: vamos nosotras primero.
Y lo vamos aprendiendo primero, integrando primero, encarnando primero, para luego poder enseñarlo desde este lugar real, genuino, humano, nuestro, que las demás pueden percibir.
De eso se trata en últimas la encarnación (embodiment):
No tengo que convencerte de que soy una experta en tal tema, o de que mi energía es de tal forma y por eso te puedo apoyar.
Esa experticia, esa energía, se perciben.
Las palabras sobran (pero son necesarias –ir a mi último en vivo para entenderlo mejor).
La encarnación está, y desde ese lugar es que el SÍ desde afuera, aparece.
Segundo.
Todo puede coexistir.
Y no me cansaré de repetirlo.
Yo llego a mis clases absolutamente dichosa, siento el permiso, de la nada empiezo a llorar, me siento romper, me siento morir, y a los 5 minutos estoy dichosa otra vez.
Yo llego a mi cuarto absolutamente dichosa, bailo, canto, estoy celebrando, y en 10 segundos el llanto que me tira al piso, aparece otra vez.
Lloro, y a los 5 minutos, estoy bailando otra vez.
Yo llego a un restaurante, almuerzo delicioso, empiezo a escribir, al escribir empiezo a llorar, y siento que se me parte el alma, pruebo el café,
y a los 5 minutos cuando ya dejé el café que ya está frío y que no me voy a tomar,
ya estoy cantando la canción que suena en mis audífonos otra vez, riéndome por cualquier bobada.
Todo puede coexistir.
Y no cuestionamos las coexistencias.
Yo no me pregunto cada que aparece el llanto: “por qué otra vez, hasta cuándo, pero si ya estaba tan bien, esto no es lógico, esto no debería ser así…”
La experiencia humana no es lógica.
Las emociones no son lógicas.
El duelo no es lógico.
Lo permitimos todo, con todas sus formas.
Porque no existe el “debería ser”, ni el “no debería ser”.
Todo puede ser.
Y recordamos,
que todo lo que puede ser, puede coexistir.
Y que podemos sostenerlo todo.
Las invito a Maleza, para aprender a sostenerlo todo, para recordar que llevamos el sol dentro de nosotras, y que nuestro poder, como nuestro sol, es solo nuestro, pero terminará iluminando al mundo, empezando por el de cada una.
Empezamos el 30 de agosto 🧝🏽♀️🌻🌞