Esta mañana empecé mi día llorando 💬
Esta vez las lágrimas no fueron por el duelo dentro de mi cuerpo.
Esta vez las lágrimas fueron por una mezcla de emoción, incredulidad, shock a mi sistema nervioso, y miedo.
Se empezaron a gestar, las lágrimas, como fruto de una llamada con una persona que desde antes de tenerla, sabía que no era la persona para mí.
Lo supe con un único mensaje de whatsapp que me envío el día anterior.
Al recibir ese mensaje le mandé pantallazo a mi mamá, y mi mamá me dijo que esa persona era la mejor en lo que hacía, que era cierto que debía estar muy ocupada y seguro por eso me respondió así.
Como era la mejor, decidí tener la llamada.
Desde el saludo sabía que no era.
Aunque fuera la mejor.
Desde la primera frase supe que no era.
Aunque fuera la mejor.
Terminé la llamada con las lágrimas gestándose, con un miedo profundo, y con la sensación que he sentido tantas en veces en mi vida, de un mundo muy pesado sobre mis hombros para cargar.
Terminé la llamada e inmediatamente tenía otra llamada con una de mis mentoras, y lo primero que le dije fue:
Estoy un poquito estresada, pero al mismo tiempo tengo un motivo de celebración.
Empecé por el motivo de celebración.
Le conté cuántos recursos he generado hasta la fecha a este año, pues hasta ayer no había hecho la cuenta.
Las dos nos reímos al pronunciar la cifra, las dos sentimos “no puede ser”, sabiendo muy claramente que SÍ puede ser, y CÓMO puede ser;
En resumen: gracias al trabajo conmigo, gracias al camino que he construido, y que recorro acompañada por personas que ya lo han recorrido antes que yo.
Pero mientras nos reíamos y mientras estábamos habitando esa incredulidad tan creíble, empecé a sentir las lágrimas, empezaron a salir.
En un comienzo salieron por ver ese número frente a mí en la pantalla (la incredulidad crédula más feliz del mundo).
Pero muy rápidamente empezaron a salir por el peso de ese mundo sobre mis hombros que desde la llamada anterior había empezado a cargar.
De repente tener ese número al frente, y saber lo que implica, sumado a la forma cero por ciento acorde a mí de esa persona con la que hablé (una contadora), fue demasiado para mi mente en ese momento.
Sentí lo que he sentido tantas otras veces, por diferentes motivos en cada una de ellas:
No voy a ser capaz.
Es demasiado para mí.
Ese futuro es muy asustador.
¿Y dónde no tenga con qué?
Pero tuve una conversación al respecto con mi mentora, y la conclusión fue:
Sí voy a tener con qué.
Voy a darle la vuelta a esa conversación con la contadora, porque ella se rige completamente desde la frecuencia del miedo y de la escasez, y yo he decidido no vivir mi vida desde ahí.
Y esos números lo único que representan, es la abundancia infinita que he generado y que seguiré generando, que la única opción que tiene es crecer (porque lo decido yo).
Y pensando en toda esa situación que viví esta llamada, la reflexión que les quiero compartir aquí es la siguiente:
Nuestro cuerpo sabe.
Incluso desde antes de escribirle un primer mensaje a la contadora para acordar la llamada, yo estaba contemplando escribirle a alguien diferente (desde la lógica, no tenía muchos motivos para hacerlo).
Pero terminé escribiéndole a ella.
Luego terminé accediendo a la llamada a pensar de sentir el NO rotundo en mi cuerpo cuando recibí su mensaje.
Y la llamada fue simplemente una confirmación de todo lo que mi cuerpo ya sabía, aunque mi mente no tuviera argumentos desde el comienzo para decir: no, ella no es.
Ella no era, y yo lo sabía.
Y si alguien (o una situación, oportunidad, lugar) no es, y si nuestro cuerpo sabe, y si decidimos hacerle caso a nuestro cuerpo (al sentirlo, desde antes, o después, al confirmarlo),
el gran regalo es que nos encontraremos con quien SÍ es.
Les he compartido una reflexión similar antes, pero en el escenario de la salud.
Hace un par de años decidí que no iba a ir a donde médicos con los que no hiciera click, por más de que fueran “los mejores”, y esa decisión revolucionó mi existencia.
Esa decisión me ha llevado a honrar mi verdad (actuar y elegir desde lo que se siente acorde a mí), y a conocer a los profesionales más increíbles del universo.
Y ese es el gran regalo: encontrarnos con quienes nos esperan tras las decisiones que decidimos tomar, que honran quienes somos, y lo que nos habita.
Como se los escribí arriba, aplica no solo para personas: aplica para todo.
La segunda reflexión que les quiero compartir es:
Elegimos la frecuencia desde la cual queremos vivir.
Elegimos la forma en que nos relacionamos con aquello que vivimos.
Elegimos recordar que siempre está en nosotras decidir si algo es un gasto, una pérdida, un problema,
o una inversión, una ganancia, una oportunidad de crecimiento y transformación (y un reflejo y resultado de estos últimos).
En últimas, de eso se trata la vida (una vida libre, nuestra, elegida):
De la libertad para poder elegir.
Y lo tercero que les quiero compartir es:
Todo puede coexistir.
Les he escrito mucho sobre la coexistencia entre el dolor y la alegría, entre la tristeza y la felicidad.
Aquí les hablo de la coexistencia entre la emoción, la celebración, el reconocimiento de nuestros logros, Y el miedo que esos mismos logros producen.
Aquí les hablo de la coexistencia entre la incredulidad crédula por todo el crecimiento, Y el miedo a seguir el creciendo, el miedo a no ser capaz de sostener ese crecimiento.
Pero con el miedo, aunque siempre nos damos el permiso de sentirlo (paso cero), lo fundamental es rápidamente dar el paso a entregarle algo distinto a nuestra mente, porque ahí es donde vive él.
Recordamos que no siempre podemos encargarnos de lo que ocurre afuera, pero SIEMPRE podemos encargamos de la forma en que pensamos alrededor de eso que ocurre afuera.
Eso sí lo podemos hacer.
Y ahí es donde elegimos distinto, recordando que todo puede coexistir, que hace parte de esa experiencia humana que así sea, y que tenemos con qué vivirlo, todo, sin excepción.
De la forma, nos encargamos nosotras.
Y todo esto es lo que haremos en Maleza.
Situarnos frente a nuestros miedos, emociones, creencias, situaciones retadoras. Sentirlas, permitirlas, pero darles la vuelta.
Reconectarnos con el poder de la elección.
Recordar que podemos elegir qué vida queremos vivir, y CÓMO queremos vivirla.
Y, “contra todo pronóstico”, crecer más allá del cielo, crecer con o sin sol, porque eso es ser Malezas, remember?
Empezamos el 30 de agosto 🧝🏽♀️🌻🌞
PD. Y en septiembre empezamos con nuestra Valentía Mastermind (incluye Maleza). Si sientes el SÍ en tu cuerpo pero tienes dudas, escríbeme ❤️🔥
PDD. Y, en menos de una semana viene nuestra MasterClass: Escritura para la transformación. Ya somos 30 mujeres listas. Hombres también bienvenidos ❣️
PDDD. ¿He hecho suficiente énfasis en que todos estos espacios tienen el potencial de revolucionar nuestra existencia?
Lo tienen.
Nos vemos del mismo lado, en el que sea que elijas (o en todos!) 😍❤️🔥