En la novena hora...🌻
“Y en la novena hora del día, un nuevo comienzo va a llevar a más nuevos comienzos.”
Leí esto esta mañana.
Estaba buscando el significado del 9, específicamente del 999, porque lo he estado viendo mucho estos días.
En realidad, lo iba a buscar desde hace por ahí 5 días, pero no lo busqué.
Y después.
Una mujer a la que sigo compartió que se había encontrado una carta con un 9 de picas. Y compartió varios significados en sus historias.
Y yo pensé: no puede ser.
Porque yo iba a buscar el significado, no lo busqué, y el significado vino a mí, a través de ella, en sus historias, sin buscarlo.
Así que después (hoy) ya sí entré a buscarlo, a ver si sí era, si sí aplicaba para mí.
Y efectivamente.
El 999 habla de cierres de grandes procesos.
De ciclos fuertes, o largos, del pasado, que llegan a su fin.
Habla de muertes y de renacimientos.
Y leyendo llegué a esa frase:
“Y en la novena hora del día, un nuevo comienzo va a llevar a más nuevos comienzos”
Pensé que era una cita de la biblia o algo así porque me pareció muy místico, y muy bíblico (y muy poético) en realidad.
¿Cómo que en la novena hora del día?
Pensé que algo había pasado en la octava hora, como en los días de la creación, y busqué y busqué, pero nada.
Me quedé con ella.
Por su poesía.
¿Si esto ocurre eso la novena hora, qué hubo en las anteriores, y qué hay en las siguientes?
Llegó esta pregunta a mi mente.
Y la voy a responder aquí.
En la primera hora, decidimos existir.
Una chispita divina de divinidad decide que hay algo por aprender, experimentar, disfrutar, trascender, y dice: con toda.
Yo elijo bajar allá a esa Tierra llena de agua, es decir, de emociones, para vivirlo todo.
En la segunda hora, empezamos a existir.
Y vamos existiendo y existiendo y creciendo en medio de un entorno que elegimos, sin saberlo. Y ese entorno, nos entrega, lo que necesitamos para aprender. Y muchas veces, no es lo que quisiéramos que nos hubiera entregado, y vamos creando una visión de ese entorno, de esa realidad, que nos lleva a olvidar para qué estamos aquí –lo olvidamos muy pronto, en realidad, ese es el trato para bajar–.
En la tercera hora, peleamos.
Hay dolores, sufrimiento, lucha con eso que hemos elegido (y que no recordamos haber elegido), miedos inmensos, no entendemos, no queremos, no sabemos. Hemos construido una versión de lo que somos que no es la nuestra, para protegernos de todo eso con lo que peleamos. No lo sabemos.
En la cuarta hora, nos cansamos de pelear.
Ha sido suficiente. No sabemos qué es lo que queremos, pero queremos que sea diferente. Se materializa algún miedo inmenso, algo nos sacude, la vida ya no nos da para seguir sosteniendo el vacío. Este es el comienzo.
En la quinta hora, buscamos.
Y cómo la vida en su perfecta sincronía va viviendo con nosotras, aunque no sepamos qué es lo que buscamos, ella nos va guiando para encontrarlo.
En la sexta hora, encontramos.
Porque el que busca, encuentra. Vemos un anuncio en Facebook, alguien nos recomienda un libro, tenemos una conversación, un conocido nos recomienda a otra conocida que enseña sobre tal tema del que nunca habíamos oído hablar, pero al oírlo, algo grita “SÍ” en nuestro cuerpo.
En la séptima hora, vamos integrando lo que aprendemos.
Gracias al encuentro, empezamos a aprender. Empezamos a ver la vida de una forma diferente. Y eso no significa cambio inmediato, pues el cambio pide la integración, la vida, la verificación, la experimentación. Pero una frase, un concepto, tiene el potencial de revolucionar nuestra existencia, solo con escucharlo.
En la octava hora, vivimos mientras aprendemos.
O aprendemos mientras vivimos. Ese aprendizaje muchas veces trae dolor. Y el dolor muchas veces es sinónimo de aprendizaje. Sentimos esas muertes: de quienes hemos sido, de las relaciones que hemos tenido, de formas que nos habitaban y que han dejado de estar. Duele. Hay cierres. Hay cambios. Hay momentos de transición.
En la novena hora, un nuevo comienzo va a llevar a más nuevos comienzos
Porque toda puerta cerrada, todo cierre, todo fin, trae consigo una puerta abierta, algo nuevo, otro lugar por el cual empezar.
En la décima hora, entendemos.
Miramos hacia atrás, y nos damos cuenta por qué tuvo que existir ese cierre, ese fin, ese adiós, ese cambio, ese dolor. Podemos amar los nuevos comienzos. Sabemos que son nuestros.
En la onceava hora, nos sumergimos en todo lo que hemos construido.
Hemos integrado, hemos aprendido, y lo seguiremos haciendo. Pero ahora recordamos, que todo el camino, no es solo para aprender, pero para disfrutar, para sacarle el jugo a este planeta llamado tierra lleno de agua al que elegimos bajar, para conocernos en nuestras versiones inimaginables, para construirlas, para amarlas y vivir nuestras vidas desde ahí.
En la doceava hora, miramos atrás, y decimos: gracias.
Gracias a la vida. Gracias a mí que he decidido vivirla. Gracias a las cajitas de oscuridad que me llevaron a buscar. Gracias al dolor que me recuerda que este corazón está muy vivo. Gracias a las construcciones de mis potencialidades, que nunca soñé vivir.
Gracias, por tanto. Por lo que se ha ido. Por lo que se ha quedado. Por lo que viene. Por lo que está. Por lo que no podemos ver, todavía.
Todo esto es Maleza.
Todo esto es Ser Maleza.
Empezamos hoy 🧝🏽♀️🌻🌞
Nos vemos del mismo lado ❤️🔥
PD. Recuerda que Valentía Mastermind empieza este mes (septiembre). Valentía Mastermind incluye Maleza. Una primera mujer ya confió y está adentro 😍😍😍😍 Ahhhhhh, no puedo con tanta emoción. Nos vemos del mismo lado para revolucionar nuestra existencia ❤️🔥