Bailar con el miedo ❤️🔥
Siempre fui una persona –niña, adolescente, mujer– fuertemente habitada por el miedo.
Niña:
Miedo a alzar la mano en el salón.
Miedo a pedir permiso para ir al baño.
Miedo a que me cambiaran la ruta del transporte del colegio.
Miedo a que cuando fuera grande mi mamá no me dejara salir a rumbear (ir de fiesta).
Miedo a las pesadillas.
Miedo a caerme en la primera comunión.
Miedo a nunca entender cómo funcionan las graves las esdrújulas las agudas.
Miedo a responder mal alguna pregunta sobre matemáticas.
Miedo a volver a entrar a clases después de vacaciones.
Adolescente:
Miedo a que el conductor del bus me pusiera conversación.
Miedo no saber qué responder por Messenger.
Miedo a que alguna amiga me llamara por teléfono a mi casa.
Miedo a dormir en la casa de alguna amiga.
Miedo a exponer en las presentaciones del colegio.
Miedo a que nunca me crecieran los pelos en las axilas (sí, este era un miedo real jajaja).
Miedo a nunca darme el primer beso.
Miedo a alzar la mano en el salón (colegio y universidad).
Miedo a las agujas.
Mujer:
Miedo a bucear.
Miedo a hacer kitesurf.
Miedo a las agujas.
Miedo a haberme equivocado al decidir no ser abogada.
Miedo a no ser capaz de vivir sin él.
Miedo a hablar en público.
Miedo a no tener cómo vivir de mi trabajo cuando estaba empezando.
Miedo a que a las personas no les gustara mi trabajo.
Miedo a nunca poder independizarme.
Miedo a decir no.
Miedo a se vista.
Miedo a parecer fastidiosa.
Miedo a que las personas que amo se mueran.
Miedo a nunca tener tranquilidad.
Pero al mismo tiempo, en medio de esa persona –niña, adolescente, mujer– fuertemente habitada por el miedo, ha existido una –niña, adolescente, mujer– muy temeraria, muy valiente.
Niña y adolescente:
Vamos a hacerle travesuras a la casa de los vecinos
Metámonos a la casa abandonada y caminemos por el techo
Tirémonos por la noche sin ropa a la piscina del edificio del tío
Galopemos a lo que dé en mi caballo
Gritar groserías a todo pulmón desde la ventana de mi abuela
Tratar de fumar cigarrillos escondida en el garaje detrás de algún carro cuando mis papás no estaban
Ser amiga al escondido de las niñas de las que “no podíamos” ser amigas porque así lo decía la líder del grupo (#adolescencia)
Mujer:
Decidir irme sola para la India sin nunca haber viajado sola en mi vida
Terminar relaciones que sabía que no eran para mí
Decidir no ser abogada
Decidir seguir haciendo lo que decidí que iba a ser mi trabajo, muerta de pánico, todos los días
Exponer mi vida en forma de escritos, desde lo real y la vulnerabilidad, para ser leída por quien quisiera leerla
Decidir irme a viajar al otro lado del mundo durante 24 días con un hombre al que había visto una sola vez
Decidir escribirle a los hombres que me gustan sin esperar a que me escriban
Decidir no escribirle a los hombres que me gustan, y que saben que me gustan, para ver de qué están hechos
Y decidir que el miedo iba a ser parte del baile, y así decidir dejar de pelear con él.
Porque es que, en últimas, el miedo va a ser parte del baile, siempre.
Porque la vida es un baile que nunca termina (hasta que termina),
y porque al miedo le gusta bailar.
Solo que en cada nivel de evolución, en cada etapa de crecimiento, en cada nuevo nivel desbloqueado, ese baile será distinto.
Será menos incómodo, menos confuso, menos indescifrable y más nuestro, porque ya hemos descubierto, que pudimos hacerle frente a todos los miedos de antes, que no eran tan grandes, o que eran muy grandes, pero no nos morimos.
Y si no nos morimos antes, con lo que pensamos que sin duda nos iba a matar,
no nos moriremos ahora, que ya sabemos que el miedo asusta, pero no mata.
Alguna vez escribí que a veces pienso en lo que he vivido antes, en dolores tan fuertes, en miedos tan inmensos, y siento que no podría vivirlo otra vez.
Pero inmediatamente me corregí, redirigí a mi mente, y escribí: ¿cómo que no? Lo superamos antes, lo volveríamos a hacer, todas las veces que hiciera falta.
Y así será.
Superaremos al miedo, todas las veces que haga falta.
Pero para superar al miedo, el primer paso es enfrentarlo, decidir vivirlo, dejar de pelear con él, y hacer todo lo contrario a lo que nos dice que debemos hacer.
Porque al miedo le gusta bailar, pero bailar como a él le gusta.
Y nosotras estamos aquí, para decirle al miedo, que él puede bailar, pero nosotras decidimos cómo.
Y le mostramos, y le enseñamos, y bailamos juntos.
Hasta que en un punto,
como al miedo le gusta hacer es lo que a él le da la gana,
y como estamos bailando como nosotras queremos bailar,
se cansa,
y nos dice
de una vez por todas:
Este baile es tuyo.
Báilalo como quieras.
Y bailamos como queremos.
Y lo hacemos nuestro.
¿Cómo vas a bailar?
Para bailar un baile que sea nuestro, con todo y miedo, y demostrarle a ese miedo lo contrario: Valentía Mastermind.
EMPEZAMOS HOY A LAS 7 P.M. HORA COLOMBIA. Únete a nosotras, let’s blow our own damn minds ❤️🔥