Decidir que pertenecemos 💌
¿Qué le diría a mi Luisa de 18?
Que le cuente a su mamá más rápido, que no tiene que vivirlo sola.
Que no se aísle.
Que ya pertenece, que es ella la única que cree, que no.
Que va a sentir que se va a morir, pero que ese será su más grande regalo.
Que ese cuerpo tan chiquitico, está hecho para cosas tan inmensas, que todavía no tiene cómo dimensionarlas.
Y sin embargo, alguna vez leí algo muy sabio que decía:
No le diría nada a mi yo de 18 años,
para que lo viva todo igual,
para que no cambie nada,
para que nos traiga a este lugar en el que hoy estamos.
Y es cierto que hoy no cambiaría nada, para poder estar en el lugar en el que hoy estoy.
Y eso toda la vida me sonaba tan cliché, “no cambiaría nada”, y tan utópico: el no querer cambiar nada.
Pero ahora lo entiendo.
Y ahora estoy de acuerdo.
¿Cómo cambiar, lo que nos va a llevar a los lugares a los que pertenecemos?
Y viene a mi mente en este momento una frase que dice:
There are places you haven't been where you already belong
Hay lugares que no conoces, en los que ya perteneces
Es una frase que toca una fibra muy profundo en mi corazón, y de alguna forma la primera vez que la leí pensé algo como:
Sí, sí, sí, hay lugares que no conozco, en los que ya pertenezco
Pero hoy la veo distinto. Hoy pienso algo distinto:
El único motivo por el que pienso que hay lugares que no conozco en los que ya pertenezco, es porque hoy sigo decidiendo no pertenecer, en los lugares que conozco.
Porque pertenecer o no pertenecer, como todo, es una decisión.
Sentir que pertenecemos, o no, es una decisión.
Ocupar espacio, con lo que hoy tenemos, o no tenemos, es una decisión.
Y sí, puede que desde lo poético, desde esas vidas mágicas (y no por eso menos reales), hay lugares que no conocemos (y por lugares podemos hablar también de personas) en los que ya pertenecemos.
En los que sentiremos: esta es mi casa.
En los que sabremos: esta es mi persona.
Pero no hay duda de que en los lugares que ya conocemos, ya tenemos casas, y ya tenemos personas.
Solo que pensamos, que no son las nuestras.
O pensamos, que no hay espacio ahí para nosotras.
Lo son.
Lo hay.
O más bien: lo habrá, cuando lo decidamos.
Cuando le gritemos al mundo:
YA PERTENEZCO
ESTA ES MI CASA
ESTAS SON MIS PERSONAS
HAY ESPACIO AQUÍ PARA MÍ
NO ME FALTA NADA PARA SABER, QUE YA PERTENEZCO
O, sí me falta algo:
Decidirlo.
¿Lo decidimos?