¿Cómo estoy tan bien? 💬
Esta mañana llegó una pregunta a mi mente que fue la siguiente:
¿Cómo estoy tan bien?
Y mi misma mente me respondió:
Porque me permití estar muy mal.
Inmediatamente escribí lo anterior en mis notas (porque no dejamos que se escape ningún escrito, y yo sabía, que esa pregunta, con esa respuesta, tal vez podrían convertirse en el próximo Fragmento).
Y escribiendo esto viene a mi mente algo que alguna vez dijo Gabo (por si no es obvio en este punto, citándolo casi siempre, uno de mis escritores favoritos) y lo que dijo fue:
La diferencia entre quienes escriben un libro y quienes no lo hacen,
es que las primeras,
se toman el tiempo de escribir.
Pero no se refería al tiempo que requiere sentarse a escribir el libro. Sino al tiempo que le dedicamos a lo que escribimos, ANTES, de sentarnos de escribir el libro.
Es decir, a tomarnos el tiempo de apuntar las ideas que se cruzan por nuestra mente, las frases que nos llaman la atención, lo que un árbol bailando con el viento nos produce, en ese instante.
Apuntarlo, dejarlo por ahí plasmado, para que luego, pueda ser algo más.
Pero de esto no es de lo que quería escribir aquí.
De lo que quería escribir es de esa pregunta y esa respuesta iniciales:
¿Cómo estoy tan bien?
Porque me permití estar muy mal.
Cuando surgió esa pregunta, la pregunta se refería a este año.
Cómo estoy tan bien, en este octubre de 2022, si este año viví dos episodios emocionalmente tan fuertes, que me sacaron el corazón del cuerpo completico, que se llevaron todo lo que encontraron a su paso.
Y lo más acertado a decir sería: porque fui YO quien permitió que esos episodios se llevaran todo lo que encontraron a su paso.
Fui yo quien les dio permiso a esos episodios para sacarme el corazón de mi cuerpo completico.
Y fue eso mismo, lo que me permitió volver a encajarlo en su lugar.
De esto es de lo que hablo cuando hablo de momentos de transición.
Cuando cada uno de esos episodios emocionalmente tan fuertes ocurrieron, a su vez se hicieron presentes mis momentos de transición, porque yo decidí dármelos.
Momentos de transición:
Momentos dedicados exclusivamente a sentir
Momentos donde lo único que importa es sentir
Momentos donde nos permitimos estar muy mal
Momentos donde no nos interesa hacernos cargo, traer información de sabiduría, herramientas que nos apoyen (porque todo esto vendrá después)
Momentos donde nos sumergimos voluntariamente en el dolor, para sacarnos voluntariamente del sufrimiento
Dolor: emociones recorriendo nuestro cuerpo
Sufrimiento: historias que nos contamos sobre ese dolor
El gran regalo de los momentos de transición es que tras permitirnos estar muy mal, sintiendo todo ese dolor, evitamos perpetuarlo indefinidamente en el tiempo, posibilitando, que eventualmente, volvamos a estar muy bien.
¿Cómo estoy tan bien?
Porque me permití estar muy mal.
Lo que ocurre, es que la mayoría de los seres humanos, prefieren evitar a toda costa esos momentos de estar muy mal (ego, mecanismos de protección, automático, nuestro cerebro creyendo que así nos mantiene a salvo).
Y lo que hacen, es impedirse estar genuinamente bien, porque siempre hay algo bajo la superficie, pidiendo espacio para respirar.
Es decir, para ser sentido.
Sentimos, para poder sentir algo más.
Nos permitimos estar mal, para poder estar bien.
Lo atravesamos (lo que sea que vivamos), para poder llegar al otro lado.
Rodeando lo que vivimos, evitándolo, pretendiendo que no esté, lo único que hacemos es:
O posponerlo.
O magnificarlo.
Pero no deja de estar, lo que está.
No antes de ser vivido.
No antes de ser sentido.
Y por eso, momentos de transición, para sentir.
Sumergirnos voluntariamente en nuestro dolor, para sacarnos voluntariamente del sufrimiento.
Para así, frente a la pregunta de: ¿Cómo estoy tan bien?
Responder: Porque me permití estar muy mal.
Y ahora saber, que ese estar muy mal, no es sinónimo de muerte.
Es sinónimo,
en cambio,
de resurrección.