Hoy salí a caminar muy temprano, como casi todos mis días, que no es tanto salir a caminar, sino a sentir la manga helada bajo mis pies descalzos, y a mirar al sol, sea que esté, sea que “no esté” (porque siempre está), sea que el cielo sea una sola nube cubriéndolo, o sea que esté muy vivo incendiándolo todo, con ese fuego suave de las mañanas.
Mientras camino se me ocurren ideas, así que después llego a escribirlas.
Las ideas de hoy eran todas para CATALYST, porque, empezamos hoy, y obviamente, ahí estaba mi mente, y mi corazón, mientras caminaba (te esperamos, únete a nosotras aquí).
Escribí 28 códigos –y contando– que han revolucionado mi proceso siendo coach/emprendedora, y escribí los 5 grandes pilares de nuestras Training Calls (las Training Calls son llamadas dentro de la Mastermind dedicadas a enseñarte, y las otras llamadas, de Coaching, son para responder tus preguntas y sumergirnos en cada situación particular).
Mientras escribo esto, se me ocurre el código número 29, y lo escribo.
Mientras escribo esto, vuelvo al libro que en el 2012 me quiso hacer saber, espejándome en su portada, que yo era una Catalizadora, y que 11 años después, lo sabría, y que me dedicaría a honrar esa portada, con ese mensaje que la vida me enviaba, porque, como siempre, la vida siempre sabe algo que nosotras no sabemos.
Pero lo importante aquí es, que yo soy una Catalizadora, primero, para mí, y después, para nosotras. No en el sentido de que yo vaya a catalizarte hacia lo grande que te espera (porque eso sería trabajar con personas que no se lideran a sí mismas, y yo solo trabajo con personas que se lideran a sí mismas), pero en el sentido, de que voy a recordarte, que TÚ YA LO ERES, también, y a entregarte las herramientas, para hacerle honor a ese nombre.
Porque, we are the catalysts, remember?
Una Catalizadora es alguien que provoca, genera, acelera un cambio o acción significativa.
Es decir, alguien que hace que las cosas sucedan (y no solo que sucedan, sino que sucedan de forma más libre, más nuestra, más elegida).
Esas somos nosotras.
Shakira, en su discurso de mujer del año decía: este año ha sido un año de cambios sísmicos en mi vida.
Y yo solo pensaba: qué grandes regalos son esos cambios sísmicos.
O más bien: qué gran regalo nos hacemos, al decidir CREAR esos cambios sísmicos para nosotras, en nuestras vidas, voluntariamente, con todo y miedo, para encontrarnos, con eso grande que nos espera.
Porque una cosa es responder ante la vida.
Y otra cosa, es VIVIRNOS esa vida, con nuestros brazos abiertos, con la decisión de hacerlo distinto, con una mente expandida, o dirigida, o frenada (a veces, lo único que sirve es decirle que go fuck yourself), con la firme determinación de sumergirnos, y así dejar de reaccionar, de responder, para empezar a actuar (y por ende, a vivir).
Así que.
Por un cambio sísmico muy voluntario.
Uno que llega a derrumbar patrones de escasez, uno que llega a sacudir pensamientos constrictivos, uno que llega a crear espacio para que entre la luz (y por luz quiero decir: creatividad, poder, libertad, autenticidad, voz nuestra, verdad, extrañas joyas ocultas, y las potencialidades, que nos esperan).
Y uno que nos recuerda, que los caballos ya están viniendo.
Nos vemos del mismo lado.
Empezamos hoy a la 1 p.m. hora Colombia.