Ebullición caótica
Una mezcla de latidos, del engranaje de lo que nos habita, y metáforas sobre la vida
Siento esta ebullición caótica; alguien podría nombrarla como confusión.
Siento las cosquillas; empiezo a exhalar más aire, más largo, por la boca, y cierro los ojos.
Ebullición caótica porque siento que hay tanto de lo que podría escribir, tanto que podría hacer, pero estoy aquí, paralizada, ante la página en blanco.
Miento.
Estoy aquí, paralizada por dentro, pero en frente no hay ninguna página en blanco; estoy abriendo pestañas en el computador, esta, esta otra, leyendo una cosa aquí, esta otra acá, sin saber qué hacer con ese no saber, con esa ebullición, con esas ganas de escribir, de crear algo, pero no saber qué.
Así que leo las descripciones en spotify de los artistas que voy escuchando
Jay Sean
Cher
Macklemore
Kabusa Oriental Choir
Pat Benatar
Miley Cyrus
Esos fueron los de hoy.
Alguna vez escribí, que más que los libros, lo que amo son las historias tras los mismos –y eso es mucho decir–.
Cómo fue la vida de quien escribió esto
Cómo lo escribió
Por qué
Cuándo
De qué están hechos los latidos de esa persona
Aunque, casi siempre, los libros son tan mágicos, porque son un retrato precisamente de esos latidos, que podemos leer, y que compartimos.
Paréntesis:
Aquí ocurrió algo, y es que en este punto, empecé a escribir:
“Entre ayer y hoy se han anclado dentro de mí, con tanto peso, tres proyectos creativos que son absolutamente inconvenientes”.
Esto se convirtió en un correo solito, que les envié a las personas suscritas a mi email list, distinta a estos Fragmentos.
Estoy escribiendo mucho por ahí, con reflexiones cortas y casi diarias, muy valiosas.
Si te interesa recibir esos correos también, puedes suscribirte aquí si no lo has hecho.
Cierro paréntesis.
Anoche soñé con ballenas y con caballos.
O más bien; con caballos que deberían ser ballenas. Caballos dentro del agua, inmensos.
Fue un sueño asustador, pero mágico al mismo tiempo: ballenas y caballos, tanta agua, tanta inmensidad.
Y qué es eso, sino una metáfora sobre la vida:
Miedo y magia al mismo tiempo.
Tanta agua, tanta inmensidad.
Pienso en otra metáfora que se hizo presente hace poquito.
Compré una cámara análoga hace ya mucho tiempo (y el por qué me demoré tanto en revelar mi primer rollo, se los compartí en Instagram, en este post).
Pues llegaron las fotos y me encontré en tantas de ellas con una mezcla de imágenes superpuestas que no entendía cómo se había generado; yo solo le tomé fotos a imágenes llenas de latidos para mí.
Después creí entender: ahh claro, como yo tuve que rebobinar un primer rollo por un bloqueo de la cámara, de pronto no se borraron, sino que quedaron los negativos que ya había tomado, y encima quedaron los nuevos, y por eso salió la mezcla.
Le conté a Mariana, que es mucho más fotógrafa que yo, y me dijo:
Luisa, pero eso es una técnica. Es decir, aunque haya sido un error, es como si te hubieras equivocado con técnica jajaja, es decir, es increíble lo que te pasó, eso no le pasa a todo el mundo, eso hay que prepararlo demasiado.
Y pensé en la vida, y aquí la metáfora:
En esos “errores” que no son más que una técnica de este universo, algo muy preparado, preciso, diseñado específicamente para cada una y por eso es que lo mismo no le pasa a todo el mundo.
Y lo que creemos que es un error, no era más, que parte del plan, del diseño, de la técnica, tan conocida y desarrollada por algo que sabe más que nosotras, y que sabe, exactamente, cómo debe llevarse a cabo “el error”.
Y nos entrega, las circunstancias precisas, en los momentos justos, para que aquello que “no debía ser”, sea, y nos lleve después, a la belleza, que se encontraba del otro lado del error.
Aquí cuatro fotos, cada una con su descripción, fruto de ese “error” afortunado, de esa técnica que yo no sabía que estaba actuando detrás de cámaras (literalmente, en este caso):
Si quieren ver todas las fotos, las encuentran en estos dos posts en instagram:
No siendo más; a esto me llevó esa ebullición caótica inicial.
A no permitir que el “no sé por dónde empezar, de qué escribir, hay tanto, pero no hay nada”, me dejara en un estado de bloqueo, sino en cambio elegir; listo, qué de todo esto, qué de todo lo que hay (porque si estamos prestando atención, siempre habrá mucho por ser expresado) es lo real, y me pide abrirle espacio hoy.
Y empezar, sin orden, sin hilo conductor, uniendo relatos inconexos (pero, acaso no es eso lo que somos? una suma de relatos inconexos –aparentemente–, que componen el engranaje completo de lo que nos habita?)
Y lo más importante, seguir, sin dudar del valor de eso que nació fruto de ese inicio, sin dudar de su valía porque “es incoherente” o “no estoy diciendo nada” o “esto no es contenido de valor” (pueden mandar todo eso al carajo).
Hay frases que cambian vidas, remember?
Y podemos elegir, darle voz a lo que nos habita, con independencia de la forma que esa voz adquiera.
Buscar la inspiración, escribir las palabras, fluir con lo que llegue, para salir de la parálisis.
Con lo que llegue nos vamos, remember?
Y soltar el resultado.
*
Este Fragmento, y este final, son un mini glimpse, un microcosmos, de parte de lo que será LO REAL QUE NOS HABITA AL SERVICIO DE LA CREACIÓN.
Un proceso de reconexión con nuestra libertad creativa, por nombrar solo una cosa.
Nos vemos del mismo lado.
*
PD. Volviendo al comienzo de la ebullición caótica, a los latidos en las historias tras los libros: vamos a encontrarnos en los latidos sobre todo lo que fue la creación, el nacimiento, de mi primer poemario, Lo que queda después del sol, un testimonio de lo que significa poner lo real que nos habita, al servicio de la creación, el jueves 18 de abril, en la FILBO! (Feria del libro de Bogotá).
Me encantaría que me acompañaran si están en Bogotá, y si sabes de alguien a quien podría interesarle asistir, porfa cuéntale.
Si ya tienes tu libro, llévalo y te lo firmo, o podrás comprarlo ahí si no lo tienes.
Jueves 18 de abril, 7 p.m.
Gracias siempre.