1.MUJERES QUE SANGRAN: NADA ES TAN GRANDE COMO AQUELLO QUE PENSAMOS/SENTIMOS CUANDO ESTAMOS SANGRANDO
Las emociones no son tan grandes, el miedo no es tan grande, lo difícil no es tan difícil. Son tus hormonas. Es como cuando nos cortamos y hay mucha sangre; la sangre es escandalosa. Nuestras hormonas cuando sangramos (y antes de empezar a sangrar) también.
Punto dos del punto uno: no hay que hacer mucho cuando sangramos. La sangre nos pide cueva. La sangre nos pide espacio. La sangre nos pide que le demos tiempo. Podemos dárselo.
Punto tres del punto uno: permítete sangrar. Permítete volver a tu cuerpo. Si no sangras (o sangras de forma artificial) por las pastillas anticonceptivas y demás chimbadas hormonales supuestamente buenas para nosotras; que tu cuerpo sea tu cuerpo, que esta vida nuestra deje de ser arrebatada por aquellos que creen que es suya.
E importante: en esta lista de instrucciones, este no es un ítem para sobrevivir, este es un ítem para vivir, para empezar a volver a casa.
2. NADA ES TAN GRANDE COMO TE LO HACE CREER LA ALMOHADA
Levántate.
No te quedes en ella más de lo necesario.
No la busques pretendiendo que sea refugio.
No la consultes.
No le des vueltas.
Las vueltas se dan de pie.
Caminemos.
3. DECIDE
Lo que sea, pero decide. Si estás agobiada, decide una de dos cosas:
Darle espacio a la vida, darte tiempo mientras lo descifras, decide que este es un espacio de vacío intencional en el que vas a permitir llenarte de algo nuevo, que no hay afán, que la quietud hace parte del movimiento.
O, decide seguir actuando. Decide volver a montarte al tren. Que la inercia no acapare tu vida, que la creencia de que algo está mal no te haga creer que todo está mal y que por ende no puedes con nada, cuando puede que en realidad nada esté mal, o que solo pocas cosas lo estén (o solo una sola), o no con el grado que –tu sangre, la almohada, tu mente–, te lo hace creer.
4. ZOOM OUT
Busca la vista más grande.
Tanto en términos de tiempo (¿es este momento puntual en el tiempo tan importante? Tal vez estoy pretendiendo (desde el afán = miedo) que sea ya, que cambie ya, que se acabe ya, que llegue ya, cuando lo único que me pide esta situación, es más tiempo, menos afán).
Tanto en términos de tamaño (si evalúo esto desde afuera, si me salgo de mis zapatos, si me quito el cubre ojos como el que usan los caballos, ¿qué podría ver que hoy no veo? ¿será esto tan grande como creo que es?).
Busca la vista panorámica.
Pide prestados otros ojos, si es necesario.
Dale el tamaño que es, dale el tiempo que necesita, camina contigo, mientras lo vas descifrando.
5. CREE
Que la fe inunde los espacios que antes han estado secos. Que la fe ilumine los espacios que antes han estados oscuros. Que la fe nos permita caminar aun con los ojos cerrados. Que la confianza en aquello que no vemos, nos recuerde que no por no verlo, no existe.
La magia es llamada magia porque no se ve hasta que se ve, y porque incluso al verla, no la entendemos. Pero no hay que entenderla, para que haga lo que ella sabe hacer.
Así que, ¿cómo no va a existir, aquello que no vemos, si existimos nosotras? Si las células en nuestros cuerpos saben exactamente qué hacer, si nuestro corazón sabe cómo latir sin que le digamos nada.
Confiar antes de ver.
Confiar antes de saber.
Eso es confianza.
Eso es caminar, con nosotras de la mano.
Toda esta lista, para que en el tiempo que no existe todavía, nos demostremos lo equivocadas que estábamos.
Lo mucho que pudimos.
Lo que nos esperaba del otro lado.
Keep walking.