Lágrimas de dos colores
y escritura hacia dentro y hacia fuera y profundidades y extrañas joyas ocultas y alquimia y energía de ave fénix
Okay, ya sí estamos listas para escribir hacia afuera, es lo que me dice mi mente, en este instante, tras haberme sentado a escribir hacia dentro, primero. Es decir, para mí.
Es decir, cuando he escrito aquello que no verá la luz hasta años después, que no conocerá otros ojos, hasta que lo haya olvidado, hasta que sienta, al releerlo, cómo fue que yo escribí esto alguna vez.
Y verá la luz cuando me lo encuentre y lo relea y lo comparta, en forma de un poemario, en forma de una transcripción en un Fragmento de tiempo, en forma de una historia en mis historias
Aquello escrito que, si está listo para ser visto antes, verá la luz no años sino meses después, cuando me lo encuentre en alguna sesión creativa, y se sienta alineado compartirlo.
Okay, ya sí estamos listas para escribir hacia afuera, es lo que me dice mi mente, en este instante, tras haberme sentado a escribir hacia dentro, primero. Es decir, para mí.
Me senté a escribir para adentro, y brotaron lágrimas de dos colores, que yo ya sabía que estaban ahí. Y que, al sentarme a escribir, la escritura, mi escritura, como siempre, abre la llave, el grifo, la puerta para el agua que no quiere seguir siendo almacenada. Que no puede seguir siendo almacenada.
Y yo escribo, porque escribir es mi forma de llorar. Y es que a veces es así: lloro escribiendo, es decir, con mis palabras. Y a veces lloro mientras escribo, es decir, con mis ojos, como hoy.
Con esas lágrimas de dos colores.
Un color que es ausencia del mismo.
Y otro color que es pura luz, y por eso, se ve.
Lágrimas de dos colores que me recuerdan, que todo puede coexistir.
Lágrimas que brotan para recordarme el trabajo –interno– todavía presente, al que todavía le falta, que sigue estando muy vivo.
Y lágrimas que brotan para recordarme que el trabajo –interno– ha sido mucho, y hoy, vemos las lágrimas del segundo color, que antes, no existían, porque solo había lágrimas, del primero.
*
En marzo de este año retomé mi inmersión en las profundidades de lo que me habita, acompañada por una de mis mentoras. Porque aunque mi trabajo conmigo (trabajo de ego), no se ha detenido desde que recibí las herramientas, y el tiempo, y la vida, para poder llevarlo a cabo, el año pasado estuve nadando en la superficie de lo que me habita.
Podría decir, que el año pasado para mí fue un año light pensando en indagaciones y en profundidades, por eso mismo: porque no estuve sumergida hasta el fondo.
Y aunque en un punto sentí: qué chimba, qué chimba la vida más light sin tantas indagaciones, y llenas de sueños y de placer y de lo rico y de lo fácil,
yo no soy una persona light, y yo no estoy aquí para vivir una vida light, en la superficie.
Yo estoy aquí para sumergirme, y alquimizarlo todo.
Porque somos las alquimistas, remember?
Porque, la energía de ave fénix es la nuestra, remember? (y a propósito, Fragmento de tiempo número 113, trece, energía de ave fénix, en mi carta).
Porque vamos a lo profundo, en búsqueda de nuestras extrañas joyas ocultas, para salir a la superficie, llenas de ellas, pero en esa búsqueda, primero, y siempre, está el fondo, la ausencia de luz, el agua turbia, lo que no conocemos, lo que no vemos, lo que asusta, y lo que nos duele, al verlo.
Pero lo vemos, para que duela, y que luego, deje de doler.
Así que en marzo de este año volví a sumergirme en lo doloroso, en lo oscuro, en el agua turbia, y no he parado desde entonces.
Y eventualmente, tal vez, les compartiré lo que he descubierto, los bolsillitos de duelo que se han destapado, las partes dentro de mí que han muerto sin querer que murieran, o, sin que mi ego quisiera que murieran, más bien.
Por ahora, estas lágrimas del primer color que brotaron hoy, son fruto de ese proceso, de esa profundidad, de esa awareness, esa consciencia, sobre lo que me sigue habitando, que cargo desde hace años, desde que mi niña creyó, erróneamente, que era algo que le serviría, o la protegería, sin saber, que se trataba de su miedo mintiéndole.
Y las lágrimas del segundo color, son fruto de ese mismo proceso, del ya poder ver, que en el fondo del mar, siempre, hay extrañas joyas ocultadas esperando a ser descubiertas. Y ese nuevo color de las lágrimas se hace presente, porque ya hemos descubierto, varias de ellas.
Y por eso decimos gracias. Y nos seguimos sumergiendo para encontrar atravesar y así llegar a lo que se encuentra del otro lado que nos espera.
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La canción en repeat mientras escribía hacia adentro: Bamboo de Elder Island
La canción en repeat mientras escribía este Fragmento: Nothing’s Gonna Hurt You Baby de Cigarettes After Sex.
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Para ir a las profundidades, y luego salir a la superficie con esas extrañas joyas ocultas descubiertas y ahora en nuestras manos: la decisión de caminar conmigo.
En mi mundo siempre hay muchas puertas abiertas, solo tú sabes, cuál es la tuya.
Nos vemos del mismo lado,
en mi Instagram, o en Lo que nos habita podcast, o de esas puertas.