Siento las palabras. Siento este “para todo y abre una página nueva y cierra los ojos y empieza a escribir”. Por dónde. “Por donde sea”. De qué. “De lo que sea”.
Siento las palabras. Siento este vacío que no se siente como vacío sino que se siente como algo implantándose, como algo aterrizando, como algo pidiendo luz verde para detenerse en una pista, en un cuerpo, en esta página.
Por eso es que escribimos con la misma canción en repeat.
Para que eso que está llegando, que pide luz verde, que no sabemos qué es pero que viene, no se pierda mientras cambiamos de canción, mientras buscamos otra canción, para que no se interrumpa ese hilo invisible que conecta el cielo con nuestra mente con nuestro corazón con nuestras manos que escriben, con esta página, en papel, o en pixeles, da igual.
He descubierto tanto sobre mí en este último mes. Mi mente me lleva a pensar fuckkkkk, por qué no me di cuenta antes.
La otra parte de mi mente me responde: porque no hay tal cosa como antes.
No hay tal cosa como antes.
No hay tal cosa como después.
No hay tal cosa como “si hubiera podido, si hubiera sabido, si me hubiera dado cuenta”.
Porque (cliché = verdad absoluta) los hubiera no existen.
He descubierto tantas cosas sobre mí misma. Y no sé qué hacer con ellas. Una de mis mentoras me decía: vas a ver que tu vida ahora es como si estuvieras frente a un lienzo en blanco.
Así se siente.
Así se ve.
Así es.
Estoy frente a un lienzo en blanco, y no sé cómo empezar a pintar.
Este material de este lienzo no lo conozco.
Y sin embargo.
Tengo entrenamiento.
Tengo entrenamiento porque llevo muchos años pintando otro lienzo en blanco, de otro material, pero también mío.
Tengo entrenamiento en observarme, en actuar distinto a lo que mis miedos me dicen, tengo entrenamiento en lenguaje de ego, porque llevo mucho tiempo escuchándolo (para no escucharlo) y trabajándolo.
Y por eso.
Es que aunque hoy no sepa por dónde empezar a pintar en este lienzo con este material distinto. Ya sé que puedo pintar, porque ya lo he hecho antes.
Y por eso.
Es que sé que lo que voy a pintar va a ser muy mío, muy grande, y que no puedo dimensionarlo. Ni hoy, ni mañana, ni en el tiempo cercano.
Lo que sí sé.
Es que si me veo en cinco años (y me veo) seré otra mujer, gracias a este lienzo en blanco que hoy no sé cómo pintar.
Lo que sí sé.
Es que en cinco años seré esta mujer que ha pintado mucho, que aprendió cómo hacerlo, que encontró la técnica, la forma (suya), el mensaje oculto en medio del lienzo impregnado por tantos pigmentos.
Lo que sí sé, y hace dos noches se lo decía a mi mamá, es:
“Vas a ver la mujer que voy a ser en cinco años”.
Porque, lo siento en mis huesos.
Así que.
Que los lienzos en blanco, que pueden sentirse tan grandes, tan blancos, tan “nunca va a estar listo”, tan “es que ni siquiera sé pintar”, sean el recordatorio, de que el blanco es pura luz que espera ser experimentada en colores que puedan sentirse, que llevan nuestro nombre, que se descubren, solo pintando.
Que los lienzos en blanco, no sean sinónimo de vacío, sino de luz verde para darle vida a algo distinto, sinónimos del comienzo de todo, del comienzo de lo que no había comenzado, de la oportunidad para pintar.
Nuestra vida.
Nuestros días.
Lo que viene.
Que los lienzos en blanco, nos recuerden, que llenar nuestra vida de nosotras, es nuestro derecho divino, nuestra opción que siempre puede elegirse, y nosotras, somos quienes elegimos.
*
PD. Viene Freedom Writers (mi nuevo programa de escritura), pronto. Para pintar nuestra vida, de colores que sean nuestros. Wait for it. En este reel, mi historia alrededor de la gestación del nombre de este programa.
La fisica nos enseña que el blanco se obtiene al mezclar "todos los colores" (se obtiene de la mezcla de todas las frecuencias en el espectro visible). Un lienzo en blanco tiene dentro de sí todos los colores en todas sus tonalidades, con ese blanco podemos pintar lo que queramos porque lo contiene todo, todas las posibilidades estan ahi disponibles para nosotras.