Ayer el cielo estaba lleno de mariposas, mariposas como mantarrayas. Inmensas, negras con visos luminosos, rojos, tornasol, con manchas blancas, distintas figuras dibujando historias en sus cuerpos, colas largas como de vestidos de gala, alas tan grandes meciéndose en el cielo, desplegándose con suavidad, con elegancia, con un movimiento rítmico, como acariciándolo, a ese aire que no se ve, que las sostiene, a ese cielo tan lleno de ellas.
Un cielo inundado de mantarrayas que eran mariposas negras que antes eran escarabajos amarillos. Ese fue mi sueño de anoche.
Había un escarabajo amarillo muy grande en mi mesa de noche. Estaba boca arriba, haciendo esfuerzo para voltearse, así que lo volteé y salió volando rápido. Y como ocurre en los sueños que uno no sabe cómo de aquí llegó a allá, en un instante salí a mi balcón, y me encontré con un cielo azul azul, azul de verano, azul de Medellín cuando está contenta, sin una sola nube, lleno de mariposas que eran mantarrayas, el escarabajo amarillo, convirtiéndose en una más de ellas.
Metamorfosis.
La metamorfosis no de una ninfa, no de una oruga, sino de un escarabajo amarillo, en mariposa. Mariposa como mantarraya.
Escarabajo: “fuerza, transformación y renovación”.
Amarillo: “confianza, disfrute, seguridad, poder” (LR: nuestro sol interno como guía y como motor).
Mantarraya: “has de tener la confianza en ti misma como guía interna. Las mantas de rayos representan la confianza y la guía. Confía en ti misma y sólo en ti misma, si en tu camino ves a tu más respetado maestro y te aconseja que te detengas, no lo escuches. Cree en tus valores fundamentales y todo saldrá bien”.
Mariposas: “las mariposas simbolizan la transformación, la esperanza y los nuevos comienzos” [Metamorfosis, esto lo sabemos].
Mariposas negras: “representan que un poder divino te cuida y te escucha de verdad, que está recibiendo tus plegarias, y que se acerca el final de una etapa difícil”.
Damn.
Importante: les hablo de mi sueño, pero eres tú quien está leyendo esto. Si llegaste a este Fragmento, si lo abriste y lo estás leyendo, es porque alguno de los significados descritos arriba, tienen algo para ti. Quédate con ellos, recíbelos, hazlos tuyos.
Y aquí, me detengo antes de continuar, ¿cómo, entre tantos significados en internet, de lo que significa este animal, este color, este número, sé cuál es el mío?
Respuesta: el que te haga sentir algo. El que se sienta particular y específico en medio de lo que estás viviendo. El que te lleva a pensar “imposible” (pensando en su precisión, pensando en lo sincrónico de su significado). No hay que leerlos todos, no hay que recopilarlos todos (sobre análisis) para quedarnos con una lista infinita de significados espirituales. Basta con uno. Basta con el que nos lleve a sentir algo.
Continúo.
El que más me impactó fue el de la mantarraya negra.
Has de tener la confianza en sí misma como guía interna. Las mantas de rayos representan la confianza y la guía. Confía en ti misma y sólo en ti misma, si en tu camino ves a tu más respetado maestro y te aconseja que te detengas, no lo escuches.
Me impactó pensando en lo sincrónico alrededor de lo que he estado compartiendo últimamente: sobre las vocecitas en nuestro interior que saben cuál es el camino, sobre un reel en el que dije exactamente eso mismo: hay mucha gente que te va a decir que por ahí no es, no los escuches.
Porque yo estoy en un camino, en el que llevo ya un buen tiempo, en el que no he encontrado respuestas, y finalmente las estoy encontrando. Otras personas no las compartirán. No las escuches.
Hay otra gente que no entenderá y desde no entender pensará que por ahí no es. No los escuches.
Hay otra gente que tendrá otro camino, otras “respuestas” (que nunca funcionan) otra “explicación” (que no explica nada). No los escuches.
Con todo respeto, fuck them.
Solo nosotras sabemos.
Solo la vocecita sabe.
Lo que pasa, es que cuando todo el mundo tiene una opinión distinta, cuando aquello que te da seguridad no tiene una respuesta, cuando la tiene y es distinta a la que tú sientes en tus huesos que es la tuya, es asustador no escuchar.
No los escuches.
Es muy loco que este planeta agua nos tiene aquí para buscar, y no buscamos. Nos quedamos nadando en lo ya conocido, por otros, por nosotros en el pasado (sin resultados distintos), en lo predecible que nos lleva entregando lo mismo (cuánto tiempo).
Justo hoy, en medio de este proceso de búsqueda, pensaba algo como: “¿por qué yo? “¿por qué a mí”?
Mi ego suele hacer algo y es compararse con personas que –desde afuera– aparentemente lo tienen más fácil.
¿Por qué ellos no? ¿Por qué yo sí? ¿Por qué no puede ser más sencillo? ¿Por qué a mí sí “me toca”?
Y yo sé las respuestas a todo esto.
Porque yo lo elegí.
Porque hace parte de mi propósito de aprendizaje.
Porque es lo que me permitirá crecer.
Porque es una elección de mi alma, y no de mi humana.
Porque ahí está mi potencial de expansión.
Y sin embargo. Hoy apareció una respuesta adicional en mi mente:
Para poder enseñarlo.
Yo vivo lo que otras personas no, para vivirlo, atravesarlo, hacerlo mío, y eventualmente, enseñarlo. Enseñar cómo vivirlo, como atravesarlo, cómo hacerlo nuestro.
Enseñar, lo que nadie más nos enseña, porque no lo han vivido, no lo han atravesado, no lo han hecho suyo, y por ende, no lo pueden enseñar.
Enseñar, cómo ir a la raíz, sanar desde adentro (cliché = verdad absoluta), y poder revolucionar nuestras vidas, al no escuchar, lo que otra gente, sin saber, sin ir a la raíz, sin vivir lo que pretenden “sanar” con técnicas anacrónicas, con desinformación, desconexión, inercia y superficialidad, nos dicen.
Si la voz te dice que por ahí no es.
No los escuches.
Si la otra voz te lleva a preguntarte: por qué a mí.
Respóndele: porque esto es mío, y podré enseñarlo (que no solo se ve como enseñar), cuando lo haya vivido.