Este domingo, el día en que abrí las puertas de CATALYST MASTERMIND (empezamos el 10 de mayo, para coaches, mentoras, terapeutas, emprendedoras, creativas, artistas), hice una inversión en un programa de una de mis mentoras.
El programa valía 1.444 USD. La forma de pago era con tarjeta de crédito. Pagué. Recibí la notificación del cobro a mi tarjeta, y este fue el valor en pesos colombianos:
ME ESTÁS JODIENDO???
Cuántas sincronicidades tienen que hacerse presentes para que (con nuestro dólar tan fluctuante, que todos los días cambia), la conversión a pesos colombianos fuera exactamente ese número? Un numerito mágico, de los que me gustan.
Recibí la notificación y pensé: juepucha, tal vez este sea un indicador de que CATALYST, que vale 5.555.000 COP / 1.300 USD (pay in full), debería valer 6.666.000 / 1.444 USD jejeje.
Y lo cuento riéndome, lo cuento a modo de un pensamiento efímero, pasajero, y podría parecer chiste, pero tal vez se convierta en anécdota.
Porque lo que vamos a hacer en CATALYST, es de proporciones inmensas. Y todo lo que hará parte de CATALYST, será de proporciones inmensas.
Y me emociona mucho decir que ya hay una escritora alquimista catalizadora mágica muy lista.
Y espero a las que vienen, para vernos del mismo lado.
Pero de esto no es de lo que quiero escribir aquí hoy.
De lo que quiero escribir aquí hoy es de lo siguiente:
Somos quienes lo hacen posible.
Somos quienes no se bajan del tren.
Somos quienes deciden hacerlo diferente.
Y no tenemos ni idea, de lo que viene.
Y quiero compartirles aquí un poquito sobre mi evolución, empezando por esto último:
En el 2020, derramé lágrimas de sangre (expresión muy colombiana) porque por la pandemia con las crisis en las empresas, mi mamá no me iba a poder pagar una formación con unas de mis mentoras. La formación duraba un año más o menos, era la inversión más grande de la que iba a ser parte hasta el momento, era un número exorbitante para mí, y yo no tenía la plata, así que mi mamá había accedido a pagármela.
Todos esos cursos, esa formación, eran básicamente algo así como mi especialización/maestría, que no iba a hacer en Derecho, sino en eso (autoconocimiento, desarrollo personal, coaching), y mi mamá lo sabía, y por eso, por su apoyo, a ella, siempre, gracias.
Dos años después, 2022, empecé a pagar (yo misma) sumas que superaban CON CRECES, por 40 MIL POR CIENTO, la inversión de ese 2020, por la que lloré y lloré y lloré, porque dependía enteramente de mi mamá para poder hacerla.
En el 2020, yo no tenía ni idea de lo que vendría. No tenía ni idea, de que yo iba a poder pagar las inversiones que hoy pago. Inversiones millonarias (todas en mí) que ni en cien mil años podría haber pensado que podría hacer.
Y hoy, las hago. Y hoy sé, que todo el apoyo que recibí de mi mamá en mi formación, voy a poder devolvérselo multiplicado.
Porque, no sabemos cuándo, no sabemos cómo, pero podemos decidir confiar en que será, aun sin saber.
Yo no sé cuántas de ustedes van a decidir unirse a Catalyst, pero confío en que lo harán, y les abro las puertas con toda.
Yo no sé cuántas de ustedes van a decidir unirse a los espacios que vienen, pero confío en que lo harán, y les abro las puertas con toda.
Yo no sabía en el 2019 si alguien iba a inscribirse a mis talleres presenciales de Lo que nos habita, pero los lanzaba de todas formas (Y PAGABA EL ALQUILER DE LOS ESPACIOS PARA DICTARLOS, de todas formas).
Yo no sabía durante todo el 2020, todo el 2021, si las personas iban a seguir inscribiéndose a Escribir para sanar, cada mes. Pero lo lancé todos los meses, llenando 27 grupos, acompañando a más de 300 personas (y volvemos con el grupo no.28, pronto).
Porque.
Somos quienes lo hacen posible (¿cuándo? ¿cómo? No sabemos. Y no nos importa).
Somos quienes no se bajan del tren (aunque no sepamos ese tren a dónde nos lleva).
Somos quienes deciden hacerlo diferente (porque de las formas viejas, ya ha sido suficiente).
Y no tenemos ni idea, de lo que viene.
Pero yo sí sé, que lo que viene, es muy grande.
IT’S POWER TIME.