Mis lectoras de Fragmentos.
Las saludo diciéndoles que hoy es un día MUY especial para mí. Un día muy feliz. Un día de mucha celebración, de mucho orgullo, de mucha certeza. Hoy se cumplen dos meses de un proceso que nunca pensé que sería capaz de sostener. Y aquí estoy, demostrándole a mi mente lo contrario, sosteniéndolo.
Cuando lleguemos al mes tres, se los cuento todo. Por ahora solo quiero celebrar con ustedes, desde el misterio (saben que amo el misterio, ascendente Escorpio muy presente, y más que el misterio, que soy una fiel creyente de sumergirnos en nuestros procesos, nosotras con nosotras, y luego, compartirlos).
Así que empiezo con lo que quiero escribirles hoy, sobre la conexión.
Yo antes creía que conexión significaba conexión desde mi mente. Yo creía que la forma de conectarme (con algo más grande, con dios, con lo sutil, con mi interior) era a través de mi mente. Y por eso es que todo este camino empezó así para mí: con prácticas de meditación con ojos cerrados, tal como las conocemos.
Pero la realidad es que nunca logré conectarme desde ese lugar. Por más de que fuera un embodiment de la práctica de meditación, por más de que fuera absolutamente comprometida haciéndolo, por más de que aprendiera todas las técnicas habidas y por haber, por más de que luego se convirtiera en mi trabajo, nunca lo logré.
Y por eso es que en un punto, me rendí, y mi mente se aferró a la siguiente creencia: yo no logro conectarme, mejor ni lo intento.
Y a principios de este año, en medio de una marea emocional que estaba atravesando, llegué con este tema a sesión con una de mis mentoras, y ella me dijo: tal vez tu forma de conectarte sea diferente.
Waaa. Algo TAN SIMPLE, que YO NO HABÍA VISTO EN ABSOLUTO.
Yo tenía tan fija una idea en mi mente de lo que significa conexión (una persona con los ojos cerrados que logra aquietar sus pensamientos, escuchar una voz distinta, recibir mensajes, entablar conexión directa con otros seres, desconectarse de este plano material y entrar a un espacio de vacío absoluto, de silencio, de recepción).
Y eso era (y es, hasta ahora) imposible para mí. Y jamás había considerado que yo podría tener una forma DISTINTA de conexión.
Yo tenía muy claro, por ejemplo, que uno de mis lugares y mis prácticas, que me conectan con algo más grande, más profundo, más real, más mío, más sutil, es la escritura, pero para mí eso no era conexión real (porque no se veía como la imagen de conexión que tenía en mi mente).
Luego de esa sesión, terminé con la certeza de que la escritura ES para mí una forma de conexión, que no tiene que verse como se ha visto siempre en mi mente (y aquí el gran regalo de las miradas externas, que nos permiten ver lo que nosotras no vemos, especialmente, lo más simple).
Y sin embargo.
Lo que no sabía, y que vengo descubriendo a lo largo de estos meses, es que el medio más grande para mí de conexión, es mi cuerpo.
Y ojo: yo ya sabía esto intelectualmente. Yo ya sabía que a través de volver a nuestros cuerpos, nos abrimos a la conexión con la vida, y con lo sutil, pero lo sabía SIN SABERLO, porque no era una verdad que atravesara mis fibras; era solo una verdad mental.
Pero ahora sé, en mis huesos, que a través de la conexión con mi cuerpo, me conecto con lo sutil, me conecto con dios, me conecto con la tierra, y me conecto con esa tierra que es mi tierra. Tierra viva.
Ahora sé que conexión siempre ha significado tierra viva. Lo que me pedía la búsqueda de conexión que yo buscaba incesantemente, era que le entregara vida a mi vida, vida a mi cuerpo.
La forma de conectarme con dios, con la verdad, conmigo, con mi cuerpo, es a través de mi cuerpo, y de lo que hago con él.
La forma de conexión que tanto buscaba y que quería que la buscara, era una conexión con la vida. Con asegurarme de que esta tierra esté muy viva.
Y aquí las traigo en una partecita de mi historia:
Mi cuerpo durante muchos años ha sido tierra muerta. O tierra casi muerta (porque aquí estoy viva, así de resilientes son nuestros cuerpos). Lo que pasa es que yo pensaba, que la estaba cuidando, regando, nutriendo, a través de lo que aprendía y aplicaba.
Lo que ocurre, es que lo aprendí de personas que a su vez han vivido en medio de tierra muerta, sin saberlo.
Y solo enseñamos y aplicamos, lo que creemos ser cierto.
Yo hoy sé, que lo de antes no lo era.
Yo hoy sé, en cambio, que en cada paso que doy, hay dosis inmensas de verdad.
Y por eso estoy sumergida en esta búsqueda de verdad.
Por eso estoy sumergida en la devoción hacia lo que le hace bien a mi cuerpo.
Por eso, el 13 de marzo de este año (energía de ave fénix, para mí), DECIDÍ DE VERDAD.
Por eso, sin saber que lo anterior vendría, el 27 de febrero empecé un proceso que ha revolucionado mi existencia.
Por eso, me despierto con el sol, voy a buscarlo, a mirarlo, a empezar mis mañanas con mis pies descalzos sobre la manga helada.
Por eso, mis clases son hoy al medio día hora Colombia.
Por eso, cuando ya no hay sol, ya no hay luces brillantes, ni pantallas.
Por eso, consumo dosis inmensas de mantequilla (real), carne de res todos los días, muchos huevos.
Por eso, tanto más.
Y en el futuro, las traigo conmigo.
En el presente, puedo traerlas conmigo a través de lo que les enseñaré en SOMOS ELLA.
El énfasis de SOMOS ELLA no será la nutrición de esa tierra viva con prácticas como las anteriores (vendrá ese espacio), pero SÍ será el habitar de forma radicalmente nuestra, aquellos lugares de nuestras vidas, que no han sido habitados por nosotras, y que hemos habitado desde un lugar no real, desde un lugar no nuestro.
El énfasis de SOMOS ELLA será HACERNOS CARGO DE LO QUE NOS HABITA, para poder empezar a darle vida a esa versión potencial que nos espera, y que ya somos.
El énfasis de SOMOS ELLA, será aprender cómo transformar la relación con nuestro cuerpo, con nuestro ego, mente, emociones, abundancia y poder, cambiando la forma en que pensamos, en que actuamos, en que decidimos.
Así que todas las mujeres que sientan el anhelo profundo de reconectarse con quienes son, y con quienes quieren ser, y por ende con su poder, y con ende por su grandeza, y por ende con lo real, son bienvenidas en Somos ella.
No permitas que tu mente te autosabotee diciéndote que no perteneces a este espacio.
Perteneces. Hay espacio aquí para ti.
Empezamos el 2 de mayo, este martes que viene.
Nos vemos del mismo lado. Únete a nosotras aquí.
A por ella.