Por una vida en medio de las nubes No porque nuestros pies no pisen la tierra pero porque salimos a caminar muy temprano buscando al sol que lo cura todo y las encontramos a ellas inundándolo todo cubriendo con su manto denso la manga helada los troncos de los árboles los caminos que recorremos Y recordamos que el realismo mágico no es algo que alguien escribe es esta vida aquí al frente en todas partes que alguien –nosotras– está viviendo. Por una vida en medio de las nubes No porque nuestros pies no pisen la tierra pero porque con estos cuerpos aquí muy anclados siempre estamos mirando al cielo porque sabemos que allí pertenecemos. Por una vida en medio de las nubes que apaciguan las caídas que amortiguan los tropiezos que dibujan bordes plateados recordándonos que ellas existen y que el sol siempre existe detrás de ellas. Por una vida en medio de las nubes llenas de amaneceres que son nuestros que nos recuerdan que podemos levantarnos y buscarlos y mirarlos y mirarlas y mirarnos construir estas vidas que nos esperan estas vidas en medio de las nubes con los pies muy anclados aquí en la tierra con la decisión de caminar hasta que no haya más pasos con la decisión de vivirlo todo con la decisión de vivirlo distinto con la decisión de llamarnos por nuestros propios nombres con la decisión de nombrarnos a nosotras mismas con la decisión de que esta vida es nuestra. Por una vida en medio de las nubes Por 100 Fragmentos de tiempo y por muchos amaneceres.
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Hoy celebro 100 Fragmentos de tiempo.
Hoy las agradezco a ustedes, que me leen.
Y hoy me celebro a mí, que he aprendido a permanecer montada en el tren.
Porque este tren, me está conduciendo de regreso a casa.
A esa casa, que construyo en medio de las nubes, y desde la cual, puedo ver el amanecer.
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Mientras escribía este Fragmento, recordé un Fragmento anterior, que se llama: 52 Fragmentos de tiempo, y muchos amaneceres, que escribí como celebración de un año de Fragmentos, en menos de un año.
En ese Fragmento les digo que hablo de amaneceres figurativamente, porque madrugar no era lo mío.
Pues adivinen qué.
Madrugar ya es lo nuestro (quién es esta persona?!), porque todos los días, salimos a buscar al sol, para que lo cure todo, y nos ayude a regresar a casa.
Y LA ESTAMOS ENCONTRANDO.
Así que gracias, otra vez, por 100 Fragmentos de tiempo, y muchos amaneceres.
Para recorrer este camino de regreso a casa, las espero en SOMOS ELLA.
Empezamos en dos días (martes 2 de mayo).
¿Quién es ella?
Ella es la mujer que sabe que ya es una buena persona, que es hora de reconectarse con su poder, un poder que no es como ningún otro, que tiene su propio color, su propia expresión, su propio tono.
Ella es la mujer que sabe que su cuerpo es su casa, que su cuerpo es su tierra, y que su cuerpo existe para ser habitado y disfrutado, con independencia de su forma.
Ella es la mujer que ha decidido expandir los límites de lo posible, encargándose de aquello que vibra en frecuencias que no son las suyas, como la escasez y la comparación.
Ella es la mujer que siente sus emociones sin contarse historias, sin ignorarlas, y sin victimizarse por ellas, usándolas como catalizadoras hacia su crecimiento y sanación.
Ella es la mujer que sabe cómo funciona su ego, y se encarga, todos los días, de restarle poder, y de hacer algo distinto, algo más suyo, más libre, más elegido.
¿Lista?
Yo sé que sí.
A por ella. Únete a nosotras aquí.