En marzo de este año les conté que había sentido el SÍ rotundo para empezar a darle vida a mi segundo poemario, y empecé.
Sin embargo, como la Ley de Murphy es tan infalible, justo en el momento en que decidí darle vida –tras un par de meses muy quietos, con mucho espacio– se llenó de movimiento mi vida, y pausé la recopilación de mis poemas.
Estaba creando tanto a lo largo de mis semanas para mis distintos espacios, que quería que mis fines de semana (el espacio con el que podría contar para recopilar mis poemas) fueran exclusivamente para leer, recibir el sol, descansar.
Y sin embargo.
A principios de esta semana (el lunes 19 de junio, exactamente), de manera muy sincrónica (y más adelante les cuento por qué) volví a sentir el SÍ rotundo para seguir dándole vida al #poemarioE (E, porque esa es la primera letra del título, muy amado).
Y hago un paréntesis para decir que si alguien por aquí no tiene idea de que existe un primer poemario, existe.
Mi primer poemario se llama Lo que queda después del sol. Fue un libro auto publicado el 14 de diciembre del 2021, y exactamente un año después, agotamos todos los ejemplares.
Fue una edición de lujo, una joyita, por el papel, el diseño, las ilustraciones, los materiales de las cubiertas.
Y, básicamente, es mi corazón hecho letras. Es la historia de un corazón roto, y de un corazón recuperado, tantas veces, en forma de poemas.
[Enviándole un mensaje al cielo, para que pronto puedan ser más personas quienes tengan un ejemplar de Lo que queda después del sol, en sus manos. Es decir, un pedacito de mi corazón.]
Cierro el paréntesis.
Así que este fin de semana continué con la recopilación de poemas para el #poemarioE, que consiste en releer mis libretas (tantas) y extraer de ellas los poemas con los que me voy encontrando, en los que siento que hay latidos, para mí, y tal vez también, para el mundo.
Y lo que ocurre, es que en esa relectura me encuentro no solo con poemas, sino con TANTO. O más bien: con todo.
Con todo lo que me ha habitado a lo largo de los días, a lo largo de los años, con meses más llenos de letras que otros, con los pensamientos que no se iban, con los miedos que se repetían, con las certezas que iba recibiendo, y anclando, y volviendo mías.
Y a continuación, quiero compartirles una de esas certezas que recibí, que anclé, y que empecé a volver mía, a partir de ese momento.
Para eso, transcribo:
6 de febrero de 2022 Yo nunca me he dado el permiso de llamarme una persona creativa. Hoy me lo doy. Porque cómo no. Cómo no voy a llamarme creativa si estoy aquí sintiendo estas cosquillas que me recorren todo el cuerpo esperando a que descubra esto que viene de arriba. Y que solo con mis palabras con mis creaciones puedo escribirlo yo. Es increíble esta sensación antes de como estar al borde del abismo. Pero un abismo al que quiero lanzarme. Un abismo que solo existe si yo lo descubro. Y solo lo descubro estando aquí. Mientras permito las cosquillas cuando todavía no hay nada porque está llegando está llegando. Lo que ya existe y que yo pronto voy a ver aquí abajo. Y que otros luego podrán ver conmigo. Y empiezo a sentir esta fuerza que me desborda. Ya no son cosquillas. Ya es un rugido en mis manos en mis brazos en mi boca. El descubrimiento está aquí. This is the life force baby. This is what we are made of. [Esta es la fuerza vital muñeca.] [De esto es de lo que estamos hechas.]
*
Esto lo escribí hace un año y casi cinco meses.
Es decir: hace nada.
Hace nada, yo seguía pensando que yo no era una persona creativa.
Hace un año y cinco meses, seguía sin reconocerme, sin nombrarme, sin darme el permiso para llamarme una persona creativa.
Y QUÉ TAN FUCKING LOCO ES ESO.
Yo.
Con mi poesía, con todo lo que creo, con todo lo que escribo (lo cual no es nada nuevo, son AÑOS, MUCHOS, escribiendo, creando), y seguía, negándolo.
Y cómo, un año y cinco meses después, hoy puedo decir que esa Luisa de un año y cinco meses atrás, está a años luz de distancia.
Porque eso es lo que hemos recorrido en ese año y cinco meses desde entonces: años luz de distancia, eones de crecimiento, de creernos el hp cuento, de una vez por todas.
Porque eso es lo que son los saltos cuánticos: no es algo que ocurre de repente.
Es algo que ocurre en un instante, porque hubo una dosis exorbitante de pasos dados, antes de que ocurriera, y que posibilitaron, el salto, el instante, el cambio en ese instante.
Así que.
Quién podrías ser tú, en un año y cinco meses, si decidieras tomar esa dosis exorbitante de pasos que has dado, y decidir, algo distinto, hoy (salto cuántico).
O quién podrías ser tú, en un año y cinco meses, si decidieras, empezar a dar esa dosis exorbitante de pasos, para ir labrando el terreno, para el salto cuántico, que te espera.
*
PD. Vienen espacios INMENSOS para reconectarnos con, abrirle espacio a, desbloquear, reconocer, abrazar, esa creatividad que nos habita. Liberarla, liberarnos, y por ende, crecer cuánticamente gracias a esa libertad creativa cultivada, y a creernos el cuento. (Pronto).
Vienen espacios para las/los coaches en potencia que quieren serlo CON TODA, y de una vez por todas. Para las mentoras, terapeutas, creadoras, creativas, artistas que quieren darle vida a sus emprendimientos, AHORA SÍ DE VERDAD. (Pronto).
Y serán espacios abiertos a todas, todos, aunque no sean parte de Catalyst Mastermind.
La buena noticia es que si eres parte de Catalyst, te llevas TODO lo que viene, incluido en tu inversión.
Y la buena noticia es que LAS PUERTAS DE CATALYST YA ESTÁN ABIERTAS (y ya hay una primera mujer dentro!), y puedes empezar a pagar por cuotas desde ya, si lo prefieres.
Catalyst es mi espacio grupal de coaching para coaches, mentoras, terapeutas, emprendedoras, creativas, artistas, que están emprendiendo, que quieren emprender, o que quieren crear y compartir sus creaciones con el mundo (hombres también bienvenidos).
Catalyst es sinónimo de emprendimiento desde el nuevo paradigma, de creatividad, de libertad creativa, de trabajo de ego, de un norte claro y de las herramientas para seguirlo, de apoyo personalizado en un entorno grupal, de calibración a la frecuencia de la confianza y de la consistencia durante tres meses, de alta proximidad conmigo, con mi mirada, con todo lo que puedo poner sobre la mesa, ajustado a tu situación de vida particular, porque ya he recorrido el camino, y en Catalyst encuentras el espacio para que nos sumerjamos, en tu camino, con toda la profundidad que una Mastermind posibilita (halleluyah).
Así que.
Nos vemos del mismo lado de Catalyst. Inscríbete aquí (lee primero toda la info con detenimiento).
Simplemente hermoso