Por nadie quiero decir: sabía que habría con seguridad 3 personas, y ya estaba.
Aquí transcripción de mi escritura análoga (mi libreta), del día previo:
T-minus one.
Filbo mañana.
Va a estar vacío ese auditorio?
So be it.
Que así sea.
Let’s fail fucking miserably.
Fracasemos miserablemente.
I’m here for it.
Le abro los brazos.
Con 3 personas o con 10 o con 8 o con 5 o con 20.
Le abro los brazos.
Estoy aquí para recibir preguntas llenas de latidos.
Y para responderlas desde el corazón.
Para compartir un rato con personas que quieren escucharme (las que sean),
para encontrarnos en las palabras.
Después de mañana, ya habrá acabado.
Todo tan efímero.
Y fue todo tan efímero, pero tan lleno de tanto –gracias a ustedes–.
Con la primera que llegó, Dani, ya habría sido suficiente.
Pero siguieron llegando, y llegando, y llegando.
Tantas, para mi mente (en el mejor de los sentidos).
Tan increíble, inconcebible, incomprensible, para mí –para mi ego, chiquito e inseguro, que sigue sin creerse el cuento, ¿tras todo este tiempo? Ajá–.
Vinieron hasta aquí por mí (con el tráfico de Bogotá, a esta hora, y lloviendo)? Y todas esas palabras me las están diciendo a mí? Y quieren tomarse foto conmigo? Y me traen regalitos? Y sonríen así mientras hablo? (mis anclas) Y se ponen nerviosas jajaja, por conocerme y saludarme…por mí?
Sí.
Por mí.
Por mí que he construido casas ajenas en las que otros cuerpos han encontrado refugio.
Por esos cuerpos que han permitido que esta sea una casa, que compartimos.
No pude haber soñado una presentación de Lo que queda después del sol, en Bogotá, más feliz, y llena de latidos.
A ustedes, mis personas que me leen desde ahí, quienes hicieron posible que hoy esté escribiendo esto, mi gratitud se extiende hasta después del sol, hasta más allá del mismo.
Llevaré este 18 de abril por siempre en mi corazón, en mis latidos.
Gracias inmensas 🌞