entonces, como se los dije en el substack de apertura que puedes leer aquí, primero les comparto un escrito que escribí hace dos años, y al final, una propuesta de escritura.
La idea es que pongan un cronómetro por siete minutos y no paren de escribir hasta que se acabe el tiempo. Si el tiempo se acaba y quieren seguir escribiendo, sigan escribiendo.
semana de escritura poética para vaciar el corazón
día 1.
im looking up. siento como si estuviera en una maraña de inicios. En una maraña de: míranos, estamos tocando. en una maraña de: escúchanos, alguien te está susurrando algo. me veo desde afuera como si estuviera al borde de descubrir algo, al borde de nombrar algo, al borde de descubrir lo que los alaridos, que no eran susurros, sino eso; alaridos, trataban de gritarme todo este rato. me siento como en una película, en la que desde afuera el espectador sabe, is rooting for the motherfucking actress to fucking get her shit together, y trata de decirle, de anticiparle, de susurrarle –gritarle– del otro lado de la pantalla: just do it. solo hazlo. toma este camino, toma este camino, toma este camino. y la fucking protagonista no escucha. no ha escuchado durante un largo rato. hasta ahora.
siento que estoy escuchando, aunque todavía no descifro las palabras. en este momento escucho algo, pero es un lenguaje ininteligible. empiezo por la viejita que está sentada sin hacer nada, solo mirando. yo quiero ser una viejita que no hace nada, solo mira. y cuando digo que no hace nada, me refiero a que: está donde está. hay una viejita a mi derecha, no haciendo nada, es decir, estando donde está. yo quiero eso: quiero estar donde estoy. if i learn the lesson, it wont repeat itself. si aprendo la lección, no va a repetirse. me siento en medio de una maraña de señales, de indicios, de: esto siento que se conecta con esto otro. de: esto no puede ser coincidencia. de: ya sabes que nada lo es. sacerdotisas celtas: había unas que eran poetisas. lo supe ayer al entrar a buscar. conectadas con la naturaleza. ¿cómo te conectas tú? con la naturaleza y con la escritura. tal vez lo único que me pide esta situación, lo único que me pide, lo que me ha pedido durante tanto tiempo, ha sido escuchar.
llegó Rosa Montero con La loca de la casa y escribí en sus páginas: esta novela llegó para recordarme ver. para recordarme mirar. ¿cómo voy a escribir, si no miro, si no veo, si mis ojos siempre están en la pantalla de mi celular? tal vez eso es lo único que me pide esta situación, tal vez yo creo que conexión es sinónimo de “meditación sublime, sutil, otras dimensiones, visiones, colores, vacío, tercer ojo activado”. y tal vez el llamado, tal vez conexión para mí simplemente es: escuchar. abrir espacio para escuchar. ¿cómo escucho yo? mirando, y escribiendo. ¿cómo escucho yo? mirando, y escuchando. miro, percibo al mundo a mi alrededor, siento lo que ese mundo genera en mí, se generan reflexiones, ME TOMO EL TIEMPO de escribirlas, escribo. qué es lo que ha pasado, que mi desconexión me ha impedido mirar. no he vuelto a mirar. y mirar puede ser sinónimo de escuchar. no he vuelto a escuchar. y aquí, no he vuelto a escuchar de dos formas: una, no he vuelto a escuchar, mirar, al mundo a mi alrededor. me hace falta mirar. en una fila, en una espera, en un centro comercial, en un bar, en un restaurante, en la casa de mi abuela, en la manga. no he vuelo a mirar. esa es la primera forma en que he dejado de mirar, es decir, de escuchar. la segunda, es que no he generado ni el mínimo esfuerzo para escucharlos a ellos: a zeun, a theron. ¿cómo hijueputas tengo nombres para ellos? pero los tengo. sacerdotisa celta, remember? cómo van a hablarte si no los llamas, si no los escuchas, si no les hablas. es decir, a mi vida le hace falta prayer, plegaria. le falta tuning in to heaven. así que. qué es lo que descubro en medio de esta maraña de señales, en este núcleo, en esta pausa para mirarme desde afuera de una forma tan insoportablemente extenuante y apremiante e imposible (en el sentido, de que no hay forma de no mirarme. ya no hay forma de no mirarme). descubro que […]
propuesta de escritura
(puedes escoger solo una o varias o todas. pero no sientas la presión de escribir a partir de todas. a veces es mejor una profunda, que todas desde la superficie. pero si son todas o varias desde lo profundo, alabado sea).
¿estás en medio de una maraña (enredo, nido, amasijo) de algo?
¿si fueras la protagonista de una película, y hubiera un montón de gente mirándote del otro lado de la pantalla, desde afuera, ¿qué te estarían diciendo (gritando)? ¿que le prestes atención a qué?
¿cómo te conectas tú?
¿cómo escuchas tú?
¿qué descubres que le hace falta a tu vida? (no enfocado en lo externo)
acuérdense: no hay reglas. no hay forma de escribir bien o mal. solo latidos, y solo escritura.
si tras leer esto llega a tu mente alguien a quien le gustaría escribir también, siéntete libre de reenviarle este Fragmento.
si escribes y quieres compartirlo, deja tu escrito abajo en un comentario (o si lo compartes en tus redes, etiquétame para leerlo, y para que, tal vez, otras personas se animen a unirse). Gracias 🥀
y si estás aquí y vas a escribir sin haberte suscrito, puedes elegir no ser parásito oculto :) y suscribirte.
por último, si están leyendo esto y llegaron hasta aquí, es porque les gusta escribir (o le están abriendo las puertas a la escritura en su vida). en esta semana de escritura poética para vaciar el corazón escribiremos en la distancia, cada una en su propio espacio y tiempo, pero este sábado escribiremos en tiempo real, en compañía, en vivo, en nuestra nueva fecha para escribir para iniciar: 25.01.25.
en palabras de una mujer que fue parte de la primera fecha:
te inscribes a escribir para iniciar aquí.
apertura de la semana de escritura poética para vaciar el corazón, aquí.
día 2 de la semana de escritura poética para vaciar el corazón, aquí.
día 3 de la semana de escritura poética para vaciar el corazón, aquí.
La maraña, el enredo, volvió, todo sale mal, nada de lo que yo quiero sale como espero, qué quieres de mí, vida ?? Que me esclavice en un trabajo que no me apasiona, que me anestesie con comida, ¿alcohol, que no tenga tiempo para mí?
Lloro, lo dejo salir, hace dos días quería hacerlo y lo retenía. No fue Miguel, fue la situación que impulsó el llanto, ese llanto de; “me rindo”, acompañado de un sentimiento de rabia o quizás frustración por no haber hecho nada. Si, habíamos dicho que íbamos al Humedal apenas nos levantáramos, que íbamos a dejar que el cuerpo durmiera lo que quisiera dormir. Me levanto, él esta dormido, así que vuelvo a la cama y llamo la pereza, él se levanta tipo 9, se va a la sala y atiende una llamada, yo me levanto hago la cama y voy al compu (esperando si por arte de magia ya me ha llegado algo sobre las asistencias graduadas ) y aprovecho y miro la opción de icetex (ptv se cerró inscripción para este semestre), si, por estar esperando no había visto ni cuanto me salía la matricula, y tampoco cuando empezaba las clases. FUCK, no está ni tan cara la matricula (son 5 millones), no es mucho, pero no los tengo, llevo casi 6 meses sin trabajar y tengo rabia, rabia por no tener el dinero para pagarme la matricula, rabia por no hacer nacido “rica”, rabia por mirar hasta ahora las opciones diferentes a la asistencia graduada, y yo esperando a que ese algo llegará y para empatar… Miguel termina la llamada y me dice; me voy a bañar y voy a hacer una vuelta en el banco ¿ Quéee? ! y la ida al humedal, lo necesito, lo quiero (pienso). ¿No íbamos a ir al húmedal?, le pregunto. Me dice, ahh, como tú te levantaste tarde y no te has movidoo ☹.
El látigo viene por ahí; Daniela.. porqué no te mueves, porqué tienes que estar confiando y esperando lo que te digan otros para hacerlo. Me siento chiquita, duele, voy al baño y lo dejó salir mientras me baño. Al salir, mis ojos claros delatan el llanto, Migue se da cuenta que he llorado, que me he vestido lista para tomar la bici e irme con o sin él. Paro mientras tomo un café con jengibre, que aunque mi menstruación está por llegar y sé que no debería me digo a mi misma (el último de la semana), lo hablamos, él se disculpa por asumir cosas que no son y me hace caer en cuenta que por más que estuviera esperando o no la apertura de convocatorias para las asistencia de la universidad, YO NO PUEDO CONTROLAR que no hayan abierto hasta ahora, no puedo controlar que en este momento no tenga como pagar, no puedo controlar la rabia porque ya me están mandando las lecturas para la clase que me llena de latidas y yo no tenga la certeza que pueda estudiar este semestre. No es tu culpa, tu te has movido y así es la vida…..
Odio esa frase, pero algo en ella me hace conectar con algo más grande que mi verdad, que mi razón. Finalmente salimos en bici al humedal, llegamos y estaba cerrado ☹… pensamos en más opciones, pero estaban cerradas por ser lunes, así que vamos al Simón Bolívar, un parque muy grande, con un lago hermoso y que a menudo está lleno.
Ahora escribe una Daniela que ando por bicicleta un lunes por la ciudad, con mucho miedo de los carros, de la contaminación, de los ladrones y de caerse. Una Daniela que dejó su rutina de gimnasio para ir un lunes al Simón Bolívar, una Daniela que se columpio en arenal descalza mirando a un lago y saludando a los patos. Escribe una Daniela que se acostó en el pasto a mirar un árbol de Acacia mientras una mirla cantaba y pudo ser feliz y tranquila en medio del enredo.
Y así, como la mañana de hoy, como en la película de Moana 2, lo que siento que me gritan desde afuera es que no siempre el camino va a ser el que pensamos, puede ser un poco más demorado, lleno de obstáculos, pero al final, vas a llegar, estás llegando.
El llanto, el expresar lo que transita dentro de mi con mi red, con mi Amado, conmigo a través de la escritura. El movimiento, la naturaleza y el conectar con mi niña interior es lo que ayudan a conectar conmigo, a escuchar esa voz de mi espíritu. Conectar para descubrir que lo que hace falta a mi vida no es un trabajo o una maestría como tal (porqué sé que llegarán) lo que me hace falta es una dosis de aceptación a mi realidad, a lo que la vida me ofrece, abrirme a ello y, sin paralizarme, invitar al gozo, confianza, seguridad y felicidad aún si ese algo que tanto anhelo no llega. Ver este momento como un regalo, donde por más rutinas que me quiero autoimponer, tengo la libertad para jugar, para hacer lo que quiero, como ir en bici un lunes a un parque a admirar el lago y sus animales, columpiarse alto, hacer picnic con solo una manzana con su amado y conectase con la naturaleza.
Si, estoy en medio de una maraña de pensamientos, amasijo de pensamientos que no me permiten ver, que no me permiten verme, los inicios, los malditos inicios, esos que siempre llevan por defecto el final de algo, el final de aquello que muchas veces no queremos soltar, porque duele tanto soltar? porque duele tanto dejar atrás eso que creemos tan nuestro, eso que creemos que nos llena de vida, pero que realmente no sabemos valorar en el momento en que lo tenemos aquí y ahora, porque esa necesidad humana de estar en el pasado, en lo que fue y lo que pudo ser, o estar en el futuro imaginando siempre el mejor escenario que creemos debe ser, o aún peor el escenario más horroroso, más trágico que podamos crear, solo faltan las crispetas para esas películas tan tenebrosas que se monta mi cabeza, si tan solo siempre pudiera estar aquí y ahora, con lo que soy hoy, con lo que tengo hoy, con cada inhalación, con cada exhalación , con cada canto colándose en el ruido ensordecedor, con cada mirada profunda que se filtra a través de esas ventanas esquivando al centinela que custodia la verdad, lo real, con cada rayo de sol que se filtra a través del verde intenso de las hojas, esas hojas que si saben de soltar, esas hojas que sin miedo se entregan al vuelo sin saber volar, esas hojas que se desprenden de las ramas, de ese tronco que con tanto amor las sostuvieron y que con tanto amor las suelta en el momento perfecto, porque sabe y porque confía en que aunque ese posiblemente sea su único vuelo, será un vuelo sublime que quedará guardado en su memoria y porque sabe que aunque sus raíces siempre estarán allí ancladas, a través de esas hojas es su única manera de volar.