La maraña, el enredo, volvió, todo sale mal, nada de lo que yo quiero sale como espero, qué quieres de mí, vida ?? Que me esclavice en un trabajo que no me apasiona, que me anestesie con comida, ¿alcohol, que no tenga tiempo para mí?
Lloro, lo dejo salir, hace dos días quería hacerlo y lo retenía. No fue Miguel, fue la situación que impulsó el llanto, ese llanto de; “me rindo”, acompañado de un sentimiento de rabia o quizás frustración por no haber hecho nada. Si, habíamos dicho que íbamos al Humedal apenas nos levantáramos, que íbamos a dejar que el cuerpo durmiera lo que quisiera dormir. Me levanto, él esta dormido, así que vuelvo a la cama y llamo la pereza, él se levanta tipo 9, se va a la sala y atiende una llamada, yo me levanto hago la cama y voy al compu (esperando si por arte de magia ya me ha llegado algo sobre las asistencias graduadas ) y aprovecho y miro la opción de icetex (ptv se cerró inscripción para este semestre), si, por estar esperando no había visto ni cuanto me salía la matricula, y tampoco cuando empezaba las clases. FUCK, no está ni tan cara la matricula (son 5 millones), no es mucho, pero no los tengo, llevo casi 6 meses sin trabajar y tengo rabia, rabia por no tener el dinero para pagarme la matricula, rabia por no hacer nacido “rica”, rabia por mirar hasta ahora las opciones diferentes a la asistencia graduada, y yo esperando a que ese algo llegará y para empatar… Miguel termina la llamada y me dice; me voy a bañar y voy a hacer una vuelta en el banco ¿ Quéee? ! y la ida al humedal, lo necesito, lo quiero (pienso). ¿No íbamos a ir al húmedal?, le pregunto. Me dice, ahh, como tú te levantaste tarde y no te has movidoo ☹.
El látigo viene por ahí; Daniela.. porqué no te mueves, porqué tienes que estar confiando y esperando lo que te digan otros para hacerlo. Me siento chiquita, duele, voy al baño y lo dejó salir mientras me baño. Al salir, mis ojos claros delatan el llanto, Migue se da cuenta que he llorado, que me he vestido lista para tomar la bici e irme con o sin él. Paro mientras tomo un café con jengibre, que aunque mi menstruación está por llegar y sé que no debería me digo a mi misma (el último de la semana), lo hablamos, él se disculpa por asumir cosas que no son y me hace caer en cuenta que por más que estuviera esperando o no la apertura de convocatorias para las asistencia de la universidad, YO NO PUEDO CONTROLAR que no hayan abierto hasta ahora, no puedo controlar que en este momento no tenga como pagar, no puedo controlar la rabia porque ya me están mandando las lecturas para la clase que me llena de latidas y yo no tenga la certeza que pueda estudiar este semestre. No es tu culpa, tu te has movido y así es la vida…..
Odio esa frase, pero algo en ella me hace conectar con algo más grande que mi verdad, que mi razón. Finalmente salimos en bici al humedal, llegamos y estaba cerrado ☹… pensamos en más opciones, pero estaban cerradas por ser lunes, así que vamos al Simón Bolívar, un parque muy grande, con un lago hermoso y que a menudo está lleno.
Ahora escribe una Daniela que ando por bicicleta un lunes por la ciudad, con mucho miedo de los carros, de la contaminación, de los ladrones y de caerse. Una Daniela que dejó su rutina de gimnasio para ir un lunes al Simón Bolívar, una Daniela que se columpio en arenal descalza mirando a un lago y saludando a los patos. Escribe una Daniela que se acostó en el pasto a mirar un árbol de Acacia mientras una mirla cantaba y pudo ser feliz y tranquila en medio del enredo.
Y así, como la mañana de hoy, como en la película de Moana 2, lo que siento que me gritan desde afuera es que no siempre el camino va a ser el que pensamos, puede ser un poco más demorado, lleno de obstáculos, pero al final, vas a llegar, estás llegando.
El llanto, el expresar lo que transita dentro de mi con mi red, con mi Amado, conmigo a través de la escritura. El movimiento, la naturaleza y el conectar con mi niña interior es lo que ayudan a conectar conmigo, a escuchar esa voz de mi espíritu. Conectar para descubrir que lo que hace falta a mi vida no es un trabajo o una maestría como tal (porqué sé que llegarán) lo que me hace falta es una dosis de aceptación a mi realidad, a lo que la vida me ofrece, abrirme a ello y, sin paralizarme, invitar al gozo, confianza, seguridad y felicidad aún si ese algo que tanto anhelo no llega. Ver este momento como un regalo, donde por más rutinas que me quiero autoimponer, tengo la libertad para jugar, para hacer lo que quiero, como ir en bici un lunes a un parque a admirar el lago y sus animales, columpiarse alto, hacer picnic con solo una manzana con su amado y conectase con la naturaleza.
Si, estoy en medio de una maraña de pensamientos, amasijo de pensamientos que no me permiten ver, que no me permiten verme, los inicios, los malditos inicios, esos que siempre llevan por defecto el final de algo, el final de aquello que muchas veces no queremos soltar, porque duele tanto soltar? porque duele tanto dejar atrás eso que creemos tan nuestro, eso que creemos que nos llena de vida, pero que realmente no sabemos valorar en el momento en que lo tenemos aquí y ahora, porque esa necesidad humana de estar en el pasado, en lo que fue y lo que pudo ser, o estar en el futuro imaginando siempre el mejor escenario que creemos debe ser, o aún peor el escenario más horroroso, más trágico que podamos crear, solo faltan las crispetas para esas películas tan tenebrosas que se monta mi cabeza, si tan solo siempre pudiera estar aquí y ahora, con lo que soy hoy, con lo que tengo hoy, con cada inhalación, con cada exhalación , con cada canto colándose en el ruido ensordecedor, con cada mirada profunda que se filtra a través de esas ventanas esquivando al centinela que custodia la verdad, lo real, con cada rayo de sol que se filtra a través del verde intenso de las hojas, esas hojas que si saben de soltar, esas hojas que sin miedo se entregan al vuelo sin saber volar, esas hojas que se desprenden de las ramas, de ese tronco que con tanto amor las sostuvieron y que con tanto amor las suelta en el momento perfecto, porque sabe y porque confía en que aunque ese posiblemente sea su único vuelo, será un vuelo sublime que quedará guardado en su memoria y porque sabe que aunque sus raíces siempre estarán allí ancladas, a través de esas hojas es su única manera de volar.
Regreso a esta libreta. Releo sus hojas. Las comencé en enero del año pasado y las dejé de escribir por allá en julio, después de la fuerte crisis de mi papá, cuando ellas fueron mi oasis.
Me releo. releo mi maraña de cosas sin resolver, mis nudos... Nudos, como aquel guión que aún no reescribo para que se haga cortometraje.
Maraña de emociones, de sensaciones, de cosas sin pies ni cabeza...
Al releerme identifico que he vuelto a un lugar: al de no saber qué. No saber a dónde ir, qué camino tomar. Frustración. Desasosiego... Porque pensé que varias cosas serían diferentes pero la verdad no. Mi cuerpo aún duele y mucho.
Recién comienzo la semana de escritura -a pesar que ya se terminó para todos- porque una virosis me venció. Me pudo la tos. el cuerpo que a gritos solo pedía sosiego y nada más.
No pensar. Solo SER.
Y ayuné. Y dormí tantas horas como me lo pidió. Ahí estaba: rendida ante la nada.
Nada más podía hacer, sino dejar que fuera lo que tenía que ser... -soltando el control- con lo mucho que me cuesta.
Tienes que caminar, no hay que correr, tu sabes más que nadie que tienes el tanque lleno de oxigeno, puedes bucear por mucho tiempo, puedes parar a ver cada pez, ver a donde van, imaginarte sus vidas.
Ya sabes que apenas estas a 1/3 de tu vida y que el exito lo escribes tú. Mi exito se ve como tener tiempo para estar aquí escribiendo, poder saborearlo.
Entonces haz lo que tengas que hacer con constancia, y piensa tus pasos, piensa de donde viene la motivación, que pasaria cuando se cumpla lo que sueñas. No puedes soñar sin medir sus consecuencias, y ve por el camino lento, el que pocos toman, hazlo bien, un bien para ti, pero no sin el bienestar, que se cumpla el tiempo, la calidad, el proposito, y entrega eso que sabes que puedes dar y sal de todos los moldes de lo que deberia ser.
Me siento en medio de una maraña de dudas. Dudo si estoy caminando el camino indicado, aunque esta pregunta me causa una dualidad, ¿Cómo no voy a estar donde debo estar? ¿acaso eso podría pasar?, esta pregunta me genera miedo, miedo de que, en esa cocreación con el universo, en ese confiar de que la vida te pone donde debes estar, mis decisiones estén saboteando ese proceso.
Mi vida ha cambiado tanto en los últimos dos años, esos dos pilares sobre los que la estaba construyendo se rompieron. En estos dos años me he estado sintiendo como ese círculo que sale en el GPS cuando se hace un giro que no estaba en el plan, y se debe recalcular el nuevo trayecto, dando vueltas, en medio de mucha neblina, con miedo de estar donde no debo estar, con miedo a quedarme estancada y perdida. Peleando con el “no se”, con la “miseria de las posibilidades”, con el congelamiento y esa pasividad que me ha acompañado toda la vida. Siento que el universo me regalo una gran oportunidad para construir una nueva vida, una que se sienta real, que sea reflejo de lo que mi alma anhela, que me llene de inspiración, alegría y fuerza; pero dudo si la estoy aprovechando como debería o quizás como la propia vida espera que lo haga, ¿será que la vida espera algo de nosotras?. Lizeth despierta, se te hace tarde.
La maraña, el enredo, volvió, todo sale mal, nada de lo que yo quiero sale como espero, qué quieres de mí, vida ?? Que me esclavice en un trabajo que no me apasiona, que me anestesie con comida, ¿alcohol, que no tenga tiempo para mí?
Lloro, lo dejo salir, hace dos días quería hacerlo y lo retenía. No fue Miguel, fue la situación que impulsó el llanto, ese llanto de; “me rindo”, acompañado de un sentimiento de rabia o quizás frustración por no haber hecho nada. Si, habíamos dicho que íbamos al Humedal apenas nos levantáramos, que íbamos a dejar que el cuerpo durmiera lo que quisiera dormir. Me levanto, él esta dormido, así que vuelvo a la cama y llamo la pereza, él se levanta tipo 9, se va a la sala y atiende una llamada, yo me levanto hago la cama y voy al compu (esperando si por arte de magia ya me ha llegado algo sobre las asistencias graduadas ) y aprovecho y miro la opción de icetex (ptv se cerró inscripción para este semestre), si, por estar esperando no había visto ni cuanto me salía la matricula, y tampoco cuando empezaba las clases. FUCK, no está ni tan cara la matricula (son 5 millones), no es mucho, pero no los tengo, llevo casi 6 meses sin trabajar y tengo rabia, rabia por no tener el dinero para pagarme la matricula, rabia por no hacer nacido “rica”, rabia por mirar hasta ahora las opciones diferentes a la asistencia graduada, y yo esperando a que ese algo llegará y para empatar… Miguel termina la llamada y me dice; me voy a bañar y voy a hacer una vuelta en el banco ¿ Quéee? ! y la ida al humedal, lo necesito, lo quiero (pienso). ¿No íbamos a ir al húmedal?, le pregunto. Me dice, ahh, como tú te levantaste tarde y no te has movidoo ☹.
El látigo viene por ahí; Daniela.. porqué no te mueves, porqué tienes que estar confiando y esperando lo que te digan otros para hacerlo. Me siento chiquita, duele, voy al baño y lo dejó salir mientras me baño. Al salir, mis ojos claros delatan el llanto, Migue se da cuenta que he llorado, que me he vestido lista para tomar la bici e irme con o sin él. Paro mientras tomo un café con jengibre, que aunque mi menstruación está por llegar y sé que no debería me digo a mi misma (el último de la semana), lo hablamos, él se disculpa por asumir cosas que no son y me hace caer en cuenta que por más que estuviera esperando o no la apertura de convocatorias para las asistencia de la universidad, YO NO PUEDO CONTROLAR que no hayan abierto hasta ahora, no puedo controlar que en este momento no tenga como pagar, no puedo controlar la rabia porque ya me están mandando las lecturas para la clase que me llena de latidas y yo no tenga la certeza que pueda estudiar este semestre. No es tu culpa, tu te has movido y así es la vida…..
Odio esa frase, pero algo en ella me hace conectar con algo más grande que mi verdad, que mi razón. Finalmente salimos en bici al humedal, llegamos y estaba cerrado ☹… pensamos en más opciones, pero estaban cerradas por ser lunes, así que vamos al Simón Bolívar, un parque muy grande, con un lago hermoso y que a menudo está lleno.
Ahora escribe una Daniela que ando por bicicleta un lunes por la ciudad, con mucho miedo de los carros, de la contaminación, de los ladrones y de caerse. Una Daniela que dejó su rutina de gimnasio para ir un lunes al Simón Bolívar, una Daniela que se columpio en arenal descalza mirando a un lago y saludando a los patos. Escribe una Daniela que se acostó en el pasto a mirar un árbol de Acacia mientras una mirla cantaba y pudo ser feliz y tranquila en medio del enredo.
Y así, como la mañana de hoy, como en la película de Moana 2, lo que siento que me gritan desde afuera es que no siempre el camino va a ser el que pensamos, puede ser un poco más demorado, lleno de obstáculos, pero al final, vas a llegar, estás llegando.
El llanto, el expresar lo que transita dentro de mi con mi red, con mi Amado, conmigo a través de la escritura. El movimiento, la naturaleza y el conectar con mi niña interior es lo que ayudan a conectar conmigo, a escuchar esa voz de mi espíritu. Conectar para descubrir que lo que hace falta a mi vida no es un trabajo o una maestría como tal (porqué sé que llegarán) lo que me hace falta es una dosis de aceptación a mi realidad, a lo que la vida me ofrece, abrirme a ello y, sin paralizarme, invitar al gozo, confianza, seguridad y felicidad aún si ese algo que tanto anhelo no llega. Ver este momento como un regalo, donde por más rutinas que me quiero autoimponer, tengo la libertad para jugar, para hacer lo que quiero, como ir en bici un lunes a un parque a admirar el lago y sus animales, columpiarse alto, hacer picnic con solo una manzana con su amado y conectase con la naturaleza.
Gracias 🫀🫀🫀
Si, estoy en medio de una maraña de pensamientos, amasijo de pensamientos que no me permiten ver, que no me permiten verme, los inicios, los malditos inicios, esos que siempre llevan por defecto el final de algo, el final de aquello que muchas veces no queremos soltar, porque duele tanto soltar? porque duele tanto dejar atrás eso que creemos tan nuestro, eso que creemos que nos llena de vida, pero que realmente no sabemos valorar en el momento en que lo tenemos aquí y ahora, porque esa necesidad humana de estar en el pasado, en lo que fue y lo que pudo ser, o estar en el futuro imaginando siempre el mejor escenario que creemos debe ser, o aún peor el escenario más horroroso, más trágico que podamos crear, solo faltan las crispetas para esas películas tan tenebrosas que se monta mi cabeza, si tan solo siempre pudiera estar aquí y ahora, con lo que soy hoy, con lo que tengo hoy, con cada inhalación, con cada exhalación , con cada canto colándose en el ruido ensordecedor, con cada mirada profunda que se filtra a través de esas ventanas esquivando al centinela que custodia la verdad, lo real, con cada rayo de sol que se filtra a través del verde intenso de las hojas, esas hojas que si saben de soltar, esas hojas que sin miedo se entregan al vuelo sin saber volar, esas hojas que se desprenden de las ramas, de ese tronco que con tanto amor las sostuvieron y que con tanto amor las suelta en el momento perfecto, porque sabe y porque confía en que aunque ese posiblemente sea su único vuelo, será un vuelo sublime que quedará guardado en su memoria y porque sabe que aunque sus raíces siempre estarán allí ancladas, a través de esas hojas es su única manera de volar.
Gracias 🫀
Enero 24/2025
Regreso a esta libreta. Releo sus hojas. Las comencé en enero del año pasado y las dejé de escribir por allá en julio, después de la fuerte crisis de mi papá, cuando ellas fueron mi oasis.
Me releo. releo mi maraña de cosas sin resolver, mis nudos... Nudos, como aquel guión que aún no reescribo para que se haga cortometraje.
Maraña de emociones, de sensaciones, de cosas sin pies ni cabeza...
Al releerme identifico que he vuelto a un lugar: al de no saber qué. No saber a dónde ir, qué camino tomar. Frustración. Desasosiego... Porque pensé que varias cosas serían diferentes pero la verdad no. Mi cuerpo aún duele y mucho.
Recién comienzo la semana de escritura -a pesar que ya se terminó para todos- porque una virosis me venció. Me pudo la tos. el cuerpo que a gritos solo pedía sosiego y nada más.
No pensar. Solo SER.
Y ayuné. Y dormí tantas horas como me lo pidió. Ahí estaba: rendida ante la nada.
Nada más podía hacer, sino dejar que fuera lo que tenía que ser... -soltando el control- con lo mucho que me cuesta.
Soltando, permitiendo sanar.
Gracias
Tienes que caminar, no hay que correr, tu sabes más que nadie que tienes el tanque lleno de oxigeno, puedes bucear por mucho tiempo, puedes parar a ver cada pez, ver a donde van, imaginarte sus vidas.
Ya sabes que apenas estas a 1/3 de tu vida y que el exito lo escribes tú. Mi exito se ve como tener tiempo para estar aquí escribiendo, poder saborearlo.
Entonces haz lo que tengas que hacer con constancia, y piensa tus pasos, piensa de donde viene la motivación, que pasaria cuando se cumpla lo que sueñas. No puedes soñar sin medir sus consecuencias, y ve por el camino lento, el que pocos toman, hazlo bien, un bien para ti, pero no sin el bienestar, que se cumpla el tiempo, la calidad, el proposito, y entrega eso que sabes que puedes dar y sal de todos los moldes de lo que deberia ser.
Gracias
Me siento en medio de una maraña de dudas. Dudo si estoy caminando el camino indicado, aunque esta pregunta me causa una dualidad, ¿Cómo no voy a estar donde debo estar? ¿acaso eso podría pasar?, esta pregunta me genera miedo, miedo de que, en esa cocreación con el universo, en ese confiar de que la vida te pone donde debes estar, mis decisiones estén saboteando ese proceso.
Mi vida ha cambiado tanto en los últimos dos años, esos dos pilares sobre los que la estaba construyendo se rompieron. En estos dos años me he estado sintiendo como ese círculo que sale en el GPS cuando se hace un giro que no estaba en el plan, y se debe recalcular el nuevo trayecto, dando vueltas, en medio de mucha neblina, con miedo de estar donde no debo estar, con miedo a quedarme estancada y perdida. Peleando con el “no se”, con la “miseria de las posibilidades”, con el congelamiento y esa pasividad que me ha acompañado toda la vida. Siento que el universo me regalo una gran oportunidad para construir una nueva vida, una que se sienta real, que sea reflejo de lo que mi alma anhela, que me llene de inspiración, alegría y fuerza; pero dudo si la estoy aprovechando como debería o quizás como la propia vida espera que lo haga, ¿será que la vida espera algo de nosotras?. Lizeth despierta, se te hace tarde.
Gracias