Se rompio lo que dabamos por sentado, hace poco escuche que los estoicos dicen que uno debe ser objetivo con uno mismo, es decir saber que las leyes de la ciencia te aplican, saber que se debe hacer para obtener un resultado, ni la salud ni la enfermedad llegan sin una causa. Uno siempre escucha la historia de ese que fumo pero duro 90 años, pero de esos cuantos? A uno le aplica la normalidad, lo normal es que si fumes enfermes, pero uno siempre se cree bendecido o eso no me va a pasar a mi.
La salud se rompio y ahora ya no es invisible, ya la salud es una luz que buscas y buscas, una luz que ni sabias que alumbraba tu vida que era su luz principal. Aquí es donde entran los cliches: Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde. Pero esto es solo el comienzo, a los 30 años no vamos a morirnos. Les pasa que quieren anotar lo que han aprendido en la vida? Porque saben que como humanos lo olvidamos todo, olvidamos las lecciones y nos caemos varias veces con la misma piedra, con lo obvio. Hoy voy a anotar aqui para que no se me olvide, si todos los articulos cientificos, si toda la evidencia dice que algo hace mal no le dejes al azar tu suerte. No eres ningun superheroe o el favorito de Dios. Eres un humano más, asi cueste aceptarlo.
Hay muchos lugares rotos por donde entra la luz, pero hoy no quiero hablar ni de heridas, ni malos recuerdos, mucho menos de traumas o dolor. Que son precisamente lugares rotos.
En mi cuerpo, en mi alma, en mis ojos - Aquí todavía.
Esos lugares rotos que existen para que entre la luz deberían venir con un dios al lado.
Para qué elegimos que fuera así?
Cuál es el sentido de habernos dado este permiso de venir a que nos rompieran?
Si es una luz tan grande, porqué tiene que entrar por lugares tan pequeños? Por esas grietas tan angostas.
Hoy no quiero tregua.
Ni que entre la luz, si el precio a pagar es este dolor.
Nos queríamos porque estábamos rotos, pero no lo suficientemente rotos, nos queríamos para rompernos más y no como la niña ingenua pensaba que nos queríamos para sanarnos, es más pretenciosa pensaba que era para sanarte a ti, porque ella no se pensaba rota si no remendadora y resultó ser una pieza de mil grietas con brazos sosteniendo sus pedazos para que no terminaran de caer. Estábamos rotos y nos rompimos más, hasta las cenizas, hasta el polvo, rotos y empolvados, no juntos pero si separados las grietas que pensó no tener pero que ahora la cubrían guiaron su camino de regreso a ella, no había como conocerse si la capa no tan fina recubriente no se hubiera roto para que se filtrara la luz de la verdad que quema y sigue consumiendo pedazos falsos que la hacían pensar ser la reparadora, que si es pero solo de ella misma.
Estábamos rotos y, sin darnos cuenta, como cristales, nos reflejamos en el otro esa ruptura. Rotos y espejamos en el otro la luz que de vez en cuando llegaba, esa luz de pureza, de abrirnos a sentir y recordar porqué estamos hecho pedazos. Nos dimos cuenta que no basta con saber la historia, porque incluso no siempre estaba, la tarea era tratar de recogernos y pegarnos, sin culpar, sin resentimiento y sobretodo… de forma desinteresada. Si, en medio de los pedazos, nos dimos cuenta que la luz que entra la reflejamos porque está en nosotros. se puede convertir en oro, pero lo más importante, ese oro se funde y pega esos pedazos rotos cuando es movido por el amor incondicional, dejando que queme y soltando la idea de cómo tenemos que quedar al tomar nuestras piezas. Unirnos de nuevo por el simple hecho de ser, de amar, de amarnos entre pedazos de luz y sombra…. Amarnos como estrellas muertas, que aún cuando dicen que están muertas, en nuestros cielos las seguimos viendo brillar.
Se rompio lo que dabamos por sentado, hace poco escuche que los estoicos dicen que uno debe ser objetivo con uno mismo, es decir saber que las leyes de la ciencia te aplican, saber que se debe hacer para obtener un resultado, ni la salud ni la enfermedad llegan sin una causa. Uno siempre escucha la historia de ese que fumo pero duro 90 años, pero de esos cuantos? A uno le aplica la normalidad, lo normal es que si fumes enfermes, pero uno siempre se cree bendecido o eso no me va a pasar a mi.
La salud se rompio y ahora ya no es invisible, ya la salud es una luz que buscas y buscas, una luz que ni sabias que alumbraba tu vida que era su luz principal. Aquí es donde entran los cliches: Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde. Pero esto es solo el comienzo, a los 30 años no vamos a morirnos. Les pasa que quieren anotar lo que han aprendido en la vida? Porque saben que como humanos lo olvidamos todo, olvidamos las lecciones y nos caemos varias veces con la misma piedra, con lo obvio. Hoy voy a anotar aqui para que no se me olvide, si todos los articulos cientificos, si toda la evidencia dice que algo hace mal no le dejes al azar tu suerte. No eres ningun superheroe o el favorito de Dios. Eres un humano más, asi cueste aceptarlo.
Hay muchos lugares rotos por donde entra la luz, pero hoy no quiero hablar ni de heridas, ni malos recuerdos, mucho menos de traumas o dolor. Que son precisamente lugares rotos.
En mi cuerpo, en mi alma, en mis ojos - Aquí todavía.
Esos lugares rotos que existen para que entre la luz deberían venir con un dios al lado.
Para qué elegimos que fuera así?
Cuál es el sentido de habernos dado este permiso de venir a que nos rompieran?
Si es una luz tan grande, porqué tiene que entrar por lugares tan pequeños? Por esas grietas tan angostas.
Hoy no quiero tregua.
Ni que entre la luz, si el precio a pagar es este dolor.
Gracias
Nos queríamos porque estábamos rotos, pero no lo suficientemente rotos, nos queríamos para rompernos más y no como la niña ingenua pensaba que nos queríamos para sanarnos, es más pretenciosa pensaba que era para sanarte a ti, porque ella no se pensaba rota si no remendadora y resultó ser una pieza de mil grietas con brazos sosteniendo sus pedazos para que no terminaran de caer. Estábamos rotos y nos rompimos más, hasta las cenizas, hasta el polvo, rotos y empolvados, no juntos pero si separados las grietas que pensó no tener pero que ahora la cubrían guiaron su camino de regreso a ella, no había como conocerse si la capa no tan fina recubriente no se hubiera roto para que se filtrara la luz de la verdad que quema y sigue consumiendo pedazos falsos que la hacían pensar ser la reparadora, que si es pero solo de ella misma.
Estábamos rotos y, sin darnos cuenta, como cristales, nos reflejamos en el otro esa ruptura. Rotos y espejamos en el otro la luz que de vez en cuando llegaba, esa luz de pureza, de abrirnos a sentir y recordar porqué estamos hecho pedazos. Nos dimos cuenta que no basta con saber la historia, porque incluso no siempre estaba, la tarea era tratar de recogernos y pegarnos, sin culpar, sin resentimiento y sobretodo… de forma desinteresada. Si, en medio de los pedazos, nos dimos cuenta que la luz que entra la reflejamos porque está en nosotros. se puede convertir en oro, pero lo más importante, ese oro se funde y pega esos pedazos rotos cuando es movido por el amor incondicional, dejando que queme y soltando la idea de cómo tenemos que quedar al tomar nuestras piezas. Unirnos de nuevo por el simple hecho de ser, de amar, de amarnos entre pedazos de luz y sombra…. Amarnos como estrellas muertas, que aún cuando dicen que están muertas, en nuestros cielos las seguimos viendo brillar.