No sé si en 5 años, o en 10, mire atrás, y piense, como con tantas otras decisiones que he tomado, que no era necesario, pero en este momento, y ahora mirando hacia atrás, a lo que ha sido este año, siento que es, y ha sido, la decisión más necesaria, y más real, de toda mi existencia.
Querer dejar el trago me venía respirando en la nuca desde hace muchos años, no logro ubicar en el tiempo desde cuándo exactamente, pero sí logro ubicar un momento en que esa respiración ya no era un vaho leve, sino una ráfaga fuerte:
Cuarentena estricta, 2020, terminé de leer el libro El poder de ser vulnerable de Brené Brown (alabada sea), y al terminar, entré a su página web (no sé por qué), y ahí me encontré un blog en el que escribía sobre lo que vivir en sobriedad había significado para ella, 23 años después (se los dejo al final).
En ese blog, esta fue la frase que llegó como una ráfaga a llenarme con el peso de la verdad, aunque todavía no fuera capaz de honrarla:
If you’re asking yourself if your drinking is problematic, then, at the very least, drinking is probably not serving you.
Si te estás preguntando si la forma en la que tomas es problemática, entonces, como mínimo, tomar probablemente no te está apoyando.
Y me sacudió, porque como ella, yo no me sentía como LA alcohólica con problemas, que necesita una reunión de AA, porque no tomaba whisky un martes desde las 10 de la mañana, porque no generaba estragos en mi familia, porque –ya– no me emborrachaba al punto de vomitar, porque tomaba como todo el mundo toma (“moderadamente” –ajá–, pero permanentemente).
Así que sentí la ráfaga, y sentí el anhelo precisamente por eso: listo, no soy LA alcohólica, pero me he cuestionado un montón de veces si de pronto lo soy (porque es cierto que me lo había preguntado antes), así que creo que como mínimo, tomar no me está apoyando.
Y aunque ese anhelo de querer vivir una vida sobria, estuvo ahí, y estuvo antes, y siguió estando después, me tomó otros 3 años estar lista de verdad, porque:
Vas a estar lista muchas veces, hasta que finalmente lo estés
Y estuve lista hoy, exactamente hace un año.
Y paradójicamente, ha sido mucho menos difícil de lo que imaginé.
Lo he escrito antes: yo pensaba (y en parte por eso no lo decidía), que dejar de tomar era IMPOSIBLE para mí, porque lo disfrutaba demasiado, porque hacía parte literalmente de mi vida y de quien era, de mi identidad, desde que era una adolescente (y qué tan fucked up y normalizado es eso?)
Pero la paradoja, es que lo imposible, fue más posible de lo pensado, menos retador de lo pensado, menos imposible de lo pensado.
Lo más difícil, es lo que vino después: los otros tipos de sobriedades (mental y emocional), que de alguna forma estaban esperando a que yo eligiera la sobriedad física, primero, para pedirme que les abriera espacio.
Porque aquí es donde aparecen las sincronicidades.
Casi exactamente un mes después de elegir dejar de tomar, el 25 de marzo del 2023, tomé la primera clase con la que hoy es mi mentora (Perri Chase), y lo que no sabía, era que entrar a su mundo iba a requerir un nivel de sobriedad jamás imaginado para mí: físico, mental, emocional.
O iba a llevarme, más bien, a elegir voluntariamente el entrenamiento en todas las sobriedades posibles, para así decidir, estar aquí.
Y la sincronicidad es que yo elegí esa sobriedad, sin saber que eso era lo que me esperaba, y lo que la vida iba a requerir de mí.
Es como si mi campo corporal (y todo lo que me habita), estuviera preparando el terreno para lo que venía, alineándose con las decisiones que tomaría en los próximos meses.
Porque lo que ocurre es: que no hay sobriedad mental ni emocional, sin sobriedad física, primero.
Y sobriedad física no solo significa no tomar (porque hay personas que no toman, e igual no son sobrias ni física ni mental ni emocionalmente).
Sobriedad física también puede significar no anestesiarse con la anestesia de su elección, que también mencioné en el Sexto Fragmento Distinto: drogas (incluidas plantas medicina), hipersocialización, hiperejercitación, hiperproductividad, hiperestudio (actividad mental), redes sociales, netflix, comida, sexo.
Y por eso es que elegir la sobriedad, cualquiera que sea su manifestación, es que puede asustar tanto, o es que puede ser tan difícil de elegir, porque implica no solo eliminar tal sustancia o práctica anestesiadora, sino asumir lo que va a aparecer al sacarla de la ecuación (que es aquello contra lo cual nuestro ego y mecanismos de protección, se resisten).
Y alguien aquí podrá decir: yo no tengo nada de eso, yo tomo socialmente (todos los fines de semana sin falta, desde el jueves, y aquí y allá usualmente en semana, una copita, una cervecita después del trabajo) porque lo disfruto.
Sí?
Usted sabrá (y muy probablemente no lo sepa, hasta que lo sepa).
Hay contadas excepciones, sí.
Pero para la mayoría, pensando en el alcohol: es la droga socialmente aceptada, e incentivada incluso, que no cuestionamos porque es lo que hacemos, y han hecho todos los que vinieron antes, como animales sociales diseñados para evadir y anestesiar y celebrar con trago.
Sara Jaramillo Klinkert lo escribió mejor y más detalladamente aquí, en su columna, esta vez llamada: “Tengo un problema con el trago” (y agradezco que otras personas a las que admiro, escriban antes que yo, cosas que yo quisiera escribir, pero que no termino escribiendo porque: qué amargada, o extremista, o porque “cuál es la necesidad”).
Y en este otro Fragmento escribí sobre mis primeros 8 meses en sobriedad, sobre la Luisa que tomaba, la forma en que tomaba, sobre la historia de mi familia con el alcohol:
Y aquí Brené Brown escribe sobre lo que ha significado vivir una vida sobria (la semilla de todo este viaje).
Y aquí el podcast que grabé al cumplir 3 meses de sobriedad:
Y aquí el cierre:
Por el primer año de muchos, de una vida en sobriedad.
Y sigo eligiendo la expresión “sobriedad”, aunque la gente recalque: pero no eras alcohólica, eso da a entender que eras alcohólica, porque para mí, vuelve a aparecer la pregunta:
No?
Acaso no lo somos todos los que tomamos “moderadamente” pero permanentemente?
Solo que ser alcohólicos moderados permanentes está bien visto, mientras no le peguemos a nadie ni hagamos un show ni nos acostemos con nadie ni vomitemos mucho ni nos convirtamos en personas agresivas que destruyen hogares, cierto?
Así que.
Por el primer año de muchos, de una vida en sobriedad.
Gracias siempre por leerme y por caminar conmigo.
Muy inspirador, especialmente estando a punto de llegar a mi primer ańo en sobriedad. Muchas gracias por compartir tu historia.