11 de julio de 2024
Siento el miedo.
El miedo a sentirme invadida. A no tener mi espacio. Al compromiso. A lo que ello requiere.
También siento el miedo a fuck it up como antes.
Por ejemplo.
Siento el miedo a no escribirle/llamarlo y que se sienta (una expresión que usamos aquí en Colombia para referirnos a cuando a alguien le duele algo que hacemos, cuando alguien siente resentimiento por algo que hicimos).
Entonces me di cuenta de que ayer lo llamé por la tarde desde ese lugar: no quiero que se ponga bravo porque no lo llamo durante el día, como habría sido el caso con X en el pasado.
Pero también caí en cuenta de algo: él no es X. Él no es ellos (mis exnovios). Él no es mi pasado. Él es mi presente, un match para la Luisa de hoy, y él es mi futuro (tal vez), gracias a este presente distinto que he construido.
Y lo que veo es que estoy reaccionando en mi presente a miedos del pasado, estoy reaccionando hoy como si el pasado siguiera aquí. Y aunque en muchos casos es así: el pasado todavía está aquí, presente y vivo y repitiéndose, en este caso es distinto.
También tuve otro mega insight: yo no soy la misma Luisa.
De alguna forma, sigo sin confiar en mí porque me estoy midiendo con la Luisa del pasado. Porque mi referente sigue siendo la Luisa de antes.
La Luisa inmadura: ella reaccionaría así…
La Luisa aterrorizada: ella reaccionaría así…
La Luisa hiperintolerante/rígida: ella reaccionaría así…
La Luisa prepotente y egoísta y llevada de su parecer: ella reaccionaría así…
La Luisa chiquita, aferrándose al otro e imponiéndole x cargas al otro: ella reaccionaría así…
La Luisa que se emparejaba desde su wiring, desde sus preferencias egoicas: ella buscaría x cosa, y se frustraría por x cosa, y se enfocaría en x cosas sin importancia.
Pero lo que se me olvida, lo que no había visto, lo que no había anclado, es que yo ya no soy esa Luisa.
Hoy soy una Luisa distinta.
Hoy ya no soy la niña chiquita inmadura (aunque ella siga existiendo dentro de mí, aunque una parte de ella todavía me habite –como a todos–, y lo seguirá haciendo, ya no soy ella, ya no es ella viviendo mi vida por mí).
Y bueno. Sí sigo siendo la Luisa aterrorizada. O corrijo; no lo soy, pero hoy estoy aterrorizada. Pero hoy lo sé, y sé por qué, y sé cómo trabajar con esos miedos, con ese terror. Hoy soy consciente de la distorsión que esos miedos generan, y soy consciente de que la distorsión no es real.
Hoy ya no soy hiperintolerante y rígida (sí, sigue habiendo intolerancia y rigidez dentro de mí, pero lo veo y me encargo y no permito que esas características que me habitan lideren el baile. Tengo más experiencia trabajándolas, por lo menos en ámbito de pareja, no tanto en el ámbito de familia, pero este es el lugar en el que me encuentro, y así está bien).
Hoy ya no soy prepotente y egoísta y llevada de mi parecer (¿o sí?) No. Hoy no soy la Luisa que le dice al novio: de malas. Hoy no soy la Luisa que le dice al novio: yo veré y no me importa lo que vos pensés. Hoy no soy la Luisa que le dice al novio: yo no me voy a sacrificar por vos. Hoy no soy la Luisa que le dice al novio: las mujeres somos mejores que los hombres, los hombres son unos ineptos (historia de la vida real de mi época feminista, Dios mío Luisa).
Hoy puedo pensar en el otro. Hoy puedo abrirle espacio al otro dentro de mi vida. Hoy soy capaz de valorar lo que es importante para el otro, aunque tal vez no lo sea tanto para mí. Hoy soy capaz de ceder y abrirle espacio a la opinión del otro.
¿Sigo siendo llevada de mi parecer? Sí. Pero creo que esa es solo una forma misógina de describir a una mujer que sabe lo que quiere y que no se abandona a sí misma para complacer a otros.
Yo sé lo que quiero. Y i am spoiled, contemplada, consentida, mimada, malcriada, y me gusta que me den gusto. Y eso está bien. Y eso me gusta de mí. Y a M. también le gusta eso de mí, y también le gusta darme gusto (hallelujah).
Hoy ya no soy la Luisa chiquita aferrándose al otro e imponiéndole x cargas al otro: que te encargues de mí, que hagas tú por mí lo que me cuesta (no desde un lugar de the masculine serving the feminine, no desde un lugar de complemento y equipo, sino de carencia/insuficiencia/damsel/niña/miedo).
Hoy no soy la Luisa exigiendo x características para que sirvas, para que des la talla, cargándote con expectativas ajenas: que seas estable financieramente, que ganes x plata, que tu trabajo se vea de x forma, que tu rutina y forma de vivir se vea de x forma. No. Esa no es mi vida. Y eso no es lo importante. Y hoy lo sé.
Hoy no soy la Luisa que se emparejaba desde su wiring, desde sus preferencias egoicas: y M. es una muestra de ello. De haberme salido de mis preferencias, de elegir desde un lugar distinto al de mis preferencias, de ver más allá de la superficie.
Hoy no soy la Luisa que se guiaba por las palpitaciones, por las pulsaciones, por la sensación en mi pussy, por lo físico, por lo químico.
Hoy no soy la Luisa que se guía por el checklist.
No hubo checklist.
Solo unos ojos que me miraron y en los cuales vi a un corazón vivo y bueno y palpitando en armonía con el mío.
Solo un cuerpo muy distinto a todos los cuerpos que he conocido, frente a mí, que no me entregó un corazón acelerado, sino un corazón abierto, unas pulsaciones tranquilas, una sensación de suelo, de piedras volcánicas (viejas, ancestrales, ancladas firmemente a la fierra), de magma; no en erupción, sino derritiéndose lentamente, construyendo una fundación, para la casa que nos espera, para la casa que eres tú, que somos nosotros.
*
La de arriba es una transcripción literal de mi escritura análoga del 11 de julio.
En ese momento todavía no me había reencontrado con M., así que estaba viviendo un montón de miedos en mi cabeza, y esa sesión de escritura análoga fue mi forma de gestionarlos, de ponerlos en el papel y permitirles salir de mi cuerpo.
*
Me reencontré con M. hace unos días y se reactivaron algunos de ellos. Sigo gestionándolos con mi escritura, todos los días. Y ahora no solo con mi escritura, sino con mi presencia y práctica en tiempo real.
¿Qué es real en este momento?
¿Eso está ocurriendo en este momento? No.
Vuelvo a este momento.
Mi mayor ancla: recordar –obsesivamente– que cada que me voy con uno de esos miedos, que cada que le doy rienda suelta a mi mente, ese es mi ego impidiéndome disfrutar de lo que ES hoy, de lo que está OCURRIENDO aquí hoy, de lo rico, y tangible, y real que SÍ existe y que puedo tocar con mis manos hoy (a diferencia de esos escenarios hipotéticos asustadores).
Mi mayor ancla: recordar que así funciona mi mente, que así están diseñados los miedos, que es normal que se activen esos mecanismos que tratan de protegerme mediante el autosaboteo (qué gran paradoja), pero que como hoy los veo y soy consciente de ellos, puedo elegir algo distinto (volver a la presencia, volver a este momento, volver al disfrute, a la conexión, a estar aquí).
Mi mayor ancla: recordar que mi entrenamiento es en moverme de momento a momento, solo eso, y nada más que eso.
***
Para construir nuestras propias anclas, para entrenarnos en poner la voz de lo real (del corazón) por encima de la voz del ego, para conocer al derecho y al revés cómo es que funcionan nuestros miedos (nuestro ego) y sus formas de sabotearnos, para VER y ser conscientes de lo que nos habita (tanto lo real como lo automático) y así poder elegir distinto: nos vemos del mismo lado de NUESTRA ARENA.
Volvemos a abrir puertas en octubre para empezar en noviembre.
Aquí las sincronicidades antes de encontrarnos.
Y gracias siempre, por leerme.