La escritura es el agua que siempre regresa
Escritos de las mujeres que latieron con sus manos
La escritura me rompe de todas las formas correctas.
La escritura son las olas que siempre están rompiendo.
La escritura es el agua que siempre regresa, es el agua que nos permite regresar.
La escritura me rompe cuando la leo.
La escritura me rompe cuando la escribo.
La escritura me rompe cuando siento a otros corazones romperse (en el mejor sentido de la expresión) cuando escriben, en un círculo, conmigo, en la distancia, pero tan cerca.
Hace un mes cerramos nuestro primer grupo de Latir con las manos (latidos & escritura); un mes de escritura expresiva al servicio de la apertura del corazón, de la conexión con lo que nos habita.
Hace mucho no lloraba tanto de la belleza, con un corazón tan abierto, como lloré en nuestra última sesión, al escuchar a las mujeres que escribieron conmigo, leer sus escritos.
Tras terminar, le pedí a cada una compartirme (si querían) cualquiera de los escritos que escribieron y leyeron durante nuestro mes en compañía.
Quise inmortalizarlos aquí, y darles crédito por su escritura abierta.
Aquí se los dejo; cuatro escritos cortos, llenos de latidos.
(Pero antes: tenemos nuevo grupo, y empezamos nuestro mes de escritura esté sábado 3 de mayo, les comparto la info también al final).
Aviones de papel
Permítele a los días pasar como arena escurriéndose de tus manos.
Arena que empieza por atravesar todo tu cuerpo para terminar saliendo al exterior por tus manos. Que escriben, que bailan, que tejen.
Permítele a tus palabras salir afuera, no por otros alrededor, ojos que miran, ojos que leen.
Permítete el gusto enorme de ponerlas afuera, solo por hacerlo, sin fin, sin objetivo.
Lanzando aviones de papel al cielo, con tus palabras, con tu arte.
Solo con el fin de poner más colores, los tuyos propios, al gran lienzo del cielo, de la vida.
Estos aviones se quedarán planeando el tiempo que requieran.
Tal vez bajarían de regreso a ti cuando los necesites. A manera de recordatorios, de palabras que lancé al cielo sin esperar que llegasen a ningún lado.
Y que en un futuro caen de nuevo a mis manos para leerlas con otros ojos. Para recordarle a mi mente que esta también fui/soy yo.
Y que aún tengo conmigo más papeles, más sueños, que crear y por lanzar.
Steffi Huaranga, escribió desde Lima, Perú
26 DE MARZO
Para todos mis últimos cumpleaños le he pedido a Dios que el cielo esté azul, y, si es posible, que no tenga nubes.
Excepto para este, donde la lluvia fue más que bienvenida,
donde el día gris le dio apertura a todas las vidas que tatúan mi piel.
Y entonces el agua regó sueños que parecían muertos,
extendí los brazos, me dejé mojar.
Y entonces mi luz alumbró,
por dentro,
sin pedir permiso.
Verónica Agudelo, escribió desde New Jersey, Estados Unidos
¿Por qué escribo?
Escribo porque he visto la grieta;
una línea delgada,
fina,
imperceptible,
que se cuela entre palabras,
como se cuelan las ramas dentro de un río.
Escribo porque han sido ellas,
las voces,
las que me han llevado a recordar,
que la fisura existe
y son ellas,
las palabras,
la fuerza para hacerla estallar.
Escribo para que se desprendan los puentes hacia planetas distintos,
que no son siquiera planetas,
son otra cosa,
otra forma.
No,
todavía no.
No son cosas,
ni formas,
todavía no.
porque el lenguaje no ha llegado a llamarlas,
porque no hace falta llevar nombre,
para que eso que es,
sea lo que es.
Hay algo.
Algo que guarda el nacimiento de un río
y la tierra debajo de las piedras;
ese algo del que saben las flores,
y los pájaros,
y la brisa.
Los susurros del aire mudo,
el abecedario del silencio,
las voces,
las palabras.
Hay algo.
y escribo para descubrirlo,
para encontrarlo,
o para que me encuentre.
y quizá ser yo la grieta,
la fisura,
el puente.
Escribo para romperme en mil pedazos,
para convertirme en granos de arena,
en gotas de agua,
en letras sueltas,
terreno,
paisaje
y volver al lugar en donde nacen los ríos.
Isabella Sanabria, escribió desde Madrid, España (y desde Barranquilla, Colombia)
Carta a eso que se ha ido
Hola, Tiempo. No sos "querido tiempo".
¿Hola, o adiós? Te escribo y ni siquiera sé a dónde mando la carta. ¿Para dónde se fue el tiempo que no pasé con ellos? Y no sé ni qué decirte. Ya sé que no volvés, pero no he querido aceptarlo. Saber algo y aceptarlo no son la misma cosa. ¿Qué pasa con ese "tiempo que pudo ser", que solo existe en mi imaginación? Vos, Tiempo, tampoco me podés contestar, porque no sabés. Porque vos sos el tiempo que no pasé con ellos. Vos sos lo real. Vos sos lo que es. Decime cómo te puedo aceptar. Ayudame. Porque, además, si no te acepto tampoco puedo ver lo que hay. Y, obvio, no puedo creer en que habrá algo en el futuro.
Tiempo. "Tiempo sin ellos", andate de una vez.
MIO, escribió desde Pretoria, Sudáfrica
Cuatro mujeres escribieron frente a mí en la pantalla. Nos conectamos desde cinco países distintos.
Gracias por permitirlo.
Gracias por permitir que el agua volviera.
Volvemos a escribir en compañía, ahora los sábados de mayo (empezando este sábado 3).
Aquí encuentras toda la información, más las palabras que me regalaron estas cuatro mujeres tras haber sido parte de este círculo de escritura expresiva, llena de corazones abiertos, de alma, de verdad.
Nos vemos del mismo lado de la escritura del corazón.